EL MACHISMO NO CESA
La violencia de género no da tregua: 2,4 denuncias al día en Ourense
Ourense de ayer
No hace demasiado tiempo me regalaron un par de discos de vinilo 45 rpm del año 1962, de aquellos que editaba Fundador y que ensalzaban el producto con una cuña publicitaria insertada en el espacio entre las dos canciones que traía grabadas el single. Con una musiquilla tierna, y vocalizada de manera desvirtuada, con ritmo de pasodoble, invitaba a degustar el coñac de la marca a la población de aquella época a través de sugerentes voces infantilizadas, en consonancia con dibujos animados cuyo protagonista era un muñeco-mascota llamado “Don Pedrito” y apodado el “Zapatones”, que el spot había conseguido armonizar con gran éxito. Y el vinilo aquel me hizo revivir un tiempo en que el comportamiento social de la city, no tenía nada que ver con el periodo actual, pareciéndonos ahora, si lo analizamos a fondo, que entonces vivíamos en una sociedad alegre, sin profundizar en el posible agravio de la ingesta del “elixir”.
Y me explicaré: aquella musiquilla que estuvo tan de moda en una larga época se escuchaba en todos los medios sonoros y audiovisuales. A lo largo de varios años permaneció aquello de “Fundador… está como nunca… está como nunca…” que comenzaba a oírse por 1962 y estuvo en las ondas más o menos hasta 1970, siendo la cuña publicitaria que más éxito desarrolló de las tres que Estudios Moro lanzó al mercado, por encargo de la casa titular del coñac. Nada menos que pregonaba que el alcohol estaba buenísimo… “como nunca”. La marca popular canjeaba cinco tapones de la botella de brandy por un disco que traía un par de canciones que estaban en vigor en el momento, de los cantantes Mari Trini, Karina, Los Módulos, Los Tres Paraguayos, María Ostiz, Nuria Feliú, Tony Ronald, etc., todo un elenco de artistas de moda. Y siendo los establecimientos comercializadores los que tramitaban el canje en base a los tapones de las botellas para la obtención de los discos.
No presumo de memoria, porque seguro que aun ahora hay personas en la misma onda, al decir que recuerdo la fiebre popular que había, a tenor del bum que se produjo en aquellos años. Casi más que cuando apareció “el Hongo” en nuestro entorno, que ya es decir, que fue unos años antes y revolucionó con alegría desmesurada la ciudad. Además, ofertaban otros premios como televisores, tocadiscos, etc. y un premio estrella de vez en cuando, que era una sorpresa de un Simca 1.000, o un Seat 600, según el momento, que podía aparecer en alguno de los discos con que obsequiaban a los fieles clientes “consumidores del producto”; todo eso para hacer que se engullera líquido y más líquido. Nunca llegué a saber si algún “descorchador” de la botella en Ourense, había sido agraciado con algún premio de estos. Claro que el territorio español era naturalmente muy amplio para haber caído alguna bicoca de aquellas precisamente en nuestra city. Pero el “giratorio” traía dos canciones generalmente atractivas, y eso era suficiente motivo para degustar a chupitos el “elixir” en cuestión, y dar buena cuenta del contenido de las botellas “para aprovechar los corchos”, e intercambiarlos por música populachera. Todo un fenómeno cultural.
En aquellos tiempos la propaganda de degustación del “susodicho”, era absolutamente normal, sin preocuparse la persona si podía ser nocivo para la salud del catador del consumible, o incluso un acicate para la población infantil a la que incitaban con la insinuante musiquilla. Además, el surgimiento de aquella iniciativa coincidió en cierto modo con una economía al alza, reflejándose más en la clase media, que se incorporaba a la prosperidad, con un halo evidente de alegría ciudadana, como más arriba os comentaba. Fue entonces el momento ideal para lanzar la campaña publicitaria perfectamente diseñada. A nadie se le ocurría pensar que el soniquete estaba fuera de todo sentido, invitando al trago del “líquido espiritual”. Y fijaos: a día de hoy resulta curioso que no solo se incitaba a beber alcohol, sino que se hacía con música infantilizada pegadiza, y nadie se sorprendía de nada; la tarareábamos todos, pero en especial para más inri la gente menuda, imitando al muñeco “Don Pedrito” y sus gestos, y además con anuncios de dibujos animados en las pantallas de cine, tele y en las emisoras de radio, aunque en este medio los dibujos no fuesen visuales, como era lógico, sino solamente la pegadiza tonadilla.
No estamos exagerando nada, ni situándonos en contra, si lo contemplamos desde el punto de vista de aquel momento, sino haciendo la comparativa de aspecto con los tiempos actuales, en los que la racionalidad de lo que era una cuestión de venta de un producto de consumo primaba sobre cualquier otra razón. Porque la música del soniquete aquel era sin duda todo un éxito, pegadiza y adecuada para lo que se proponían, sin rasgarse nadie las vestiduras. No opino sobre la calidad del brandy, que me imagino más o menos aceptable; pero sí me acuerdo que Fundador, al menos en nuestra ciudad, era muy popular. Y además no estaba mal visto su consumo para la salud, si no era por las “consecuencias colaterales” que podía tener un par de copas de más… Vivir para ver.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
EL MACHISMO NO CESA
La violencia de género no da tregua: 2,4 denuncias al día en Ourense
Los ingenieros agrícolas de Ourense renuevan su cúpula
Pepe Paz, presidente do Colexio de Enxeñeiros Agrícolas: “Temos que facer un novo rural con mais industrias agroalimentarias”
UNO MENOS QUE EN 2022
Ourense se acerca a su récord de colisiones provocadas por animales
CULTURA EN EL RURAL
La Red Provincial de Auditorios de Ourense alcanza los 7.500 espectadores
Lo último
ESQUELAS DE OURENSE
Las esquelas de este domingo, 21 de diciembre, en Ourense
EN CONFIANZA
Carlota Cao, doble premio por su joyería artística
Jaime Noguerol
EL ÁNGULO INVERSO
La mirada sabia del barman