Iván González está de vuelta

El Barco volvió a encontrarse con la victoria luego de siete jornadas. Y mucha culpa la tuvo la llegada de Iván González Palacios, que en sólo tres días cambió radicalmente la mentalidad de los jugadores.

Un técnico que regresó a Tercera División cinco temporadas después de su último partido, que aún recuerda a la perfección. "Fue un Verín-Bergantiños. Perdimos 0-1 con gol de Álex Pérez y a ellos les valió para lograr la salvación". Este pasado domingo regresó de nuevo a un campo de sobra conocido para él y a una categoría que no duda en reconocer "que es lo más parecido al fútbol profesional. Con todo el respeto del mundo a los dos últimos equipos en los que estuve, esto es otro nivel ,en todos los sentidos. Todo es mucho más profesional".

Un técnico que ha tenido un cambio de aspecto radical. Algo que propició que muchos aficionados no le conocieran. "No me extraña, pesaba 124 kilos y ahora estoy en 83. Pero también digo que esto sólo se consigue con mucho esfuerzo, una alimentación muy cuidada y practicando deporte, no hay más secreto. Aunque tengo que reconocer que me ayudó mucho la pandemia y que esté todo cerrado".

Y cuenta una anécdota curiosa: "El miércoles, cuando llegué al primer entrenamiento, pasó a mi lado Rodri Alonso y no me habló. Le dije si no tenía pensado jugar conmigo y me reconoció que no me había reconocido".

Iván González es un técnico peculiar y sin pelos en la lengua, por eso no duda en afirmar con rotundidad que, "no sé el motivo por el que tengo el sambenito de que no me gusta entrenar. Me pregunto, si ahora voy a ir cinco días al Barco y si llevo tantos años en esto, como pueden decir que no me gusta. Si fuera así lo fácil que sería estar en casa". Y razona su situación en los dos últimos equipos que entrenó, Bande y Arnoia. "Lo que no entiende mucha gente es que para tener los jugadores que yo tenía en estes equipos, tienes que darle facilidades y comodidades, sino es imposible llevarlos. Pero es muy fácil hablar y juzgar a los demás".

Y todavía con el subidón de la victoria y el regreso a Tercera, afirma que "el domingo me volví a sentir entrenador de verdad. En las últimas temporadas era más realizar una gestión de grupo". Cuatro viajes lleva al Barco. Lo hace solo, pero aún no ha tenido tiempo para aburrirse: "Por el momento no hice un sólo kilómetro sin ir hablando por teléfono. Gracias al manos libres los viajes se hacen mucho más llevaderos y cortos".

Ya metidos en el aspecto deportivo, fue llegar y besar el santo. Los tres primeros puntos al zurrón y satisfacción plena: "Cuando un entrenador llega nuevo a un equipo tienes dos semanas para que te sigan, por el momento lo conseguí, pero tenemos que seguir creciendo.

Ahora mismo "lo que quiero es ser mejor equipo cada semana". Y aunque nos desvela el secreto, su forma de trabajar es de sobre reconocida: "Quiero que seamos un grupo sólido, fuerte y que compita al máximo todos los domingos. Eso se consigue desde el sacrificio, el trabajo, la intensidad y la agresividad. A los rivales no les gusta que les aprietes y les exijas". Aunque toda regla tiene su excepción y esa es David Álvarez. "Es un jugador determinante, que si está bien nos irá bien a todos, no tengo duda".

Y finaliza con un propósito de enmienda, pese a que en el primer partido ya vio su primera tarjeta: "Tengo que lavar la imagen de las últimas temporadas. Demostrar que puedo cambiar y ser otro" y un reconocimiento, "hubiera preferido no llegar y que estuviera Manolo Pérez hasta el final d temporada, hizo mucho y bien por este equipo, jugó un play off de ascenso y debe reconocérsele".