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El Arenteiro se sube esta noche al autobús para iniciar su aventura en el fútbol profesional. Tarragona es la primera parada y el Nástic un rival inmejorable para entender la liga a la que ha llegado. No es el Deportivo, ninguno lo es, pero sí un ex de Primera, con presupuesto millonario, afición sobresaliente y estadio de verdad. Pero sobre todo, y al final es lo único que importa, una plantilla de nivel, experiencia y calidad para calibrar el presente de un Arenteiro que querrá ir a más según de aclimate sin renuncia a ganar o puntuar desde el primer día.
En Tarragona la duda es el once que elegirá el entrenador Dani Vidal y saber si el proyecto podrá pelear por estar en la zona noble. La primera se debe a la amplitud de una plantilla larga y equilibrada, con canteranos llamados a ser importantes y veteranos todavía con carrete. La segunda, porque hace dos temporada el objetivo era sí o sí el ascenso a Segunda División y para ello el desembolso fue imponente. El ahora delantero del Chelsea y entonces en el Villarreal B Nico Jackson dejó a los granas a un partido de Segunda División y desde entonces los pasos han empezado a ser hacia atrás.
Raúl Agné no pudo repetir rendimiento en el banquillo y con la liga avanzada dejó su sitio a Iñaki Alonso, que duró solo 40 días. El puesto de entrenador estaba libre y se lo dieron a un hombre de club, Dani Vidal. Pasó por todos los escalones de un Nástic al que ahora lidera con menos medios, pero la misma ilusión.
Aún así, más de cuatro millones y medio de euros maneja el primer rival del Arenteiro y se acerca a los 4.000 abonados para el primer día de colegio. Un realidad muy distinta a la del Arenteiro, pero los en la misma liga y juntos en la casilla de salida.
Media docena de canteranos son una de las señas de identidad del equipo tarraconense. Jugadores que aspiran ser importantes esta temporada y entre los que destaca Marc Montalvo. 21 años y un mediocentro que apunta a subir rápido peldaños que intentará subir con su club de toda la vida.
Joan Oriol es el polo opuesto. Con 36 años apura sus últimas temporadas tras llegar a jugar en la Liga de Campeones, pero todavía con físico para tratar de ser indiscutible en el lateral izquierdo.
Arriba, Pablo Fernández. Un delantero de trabajo, físico e intensidad, al que solo le falta un poco más de puntería para acabar de catapultarse a alguna de las dos categorías superiores.
Nombres propios de un Nástic de Tarragona que ha firmado una buena pretemporada y que seguro será un rival de máxima exigencia para el debut del Arenteiro. Aunque en esta liga, todos los serían.
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