Un oro rumbo a Verín: David Martín y la morriña de un campeón

EN SU TIERRA ADOPTIVA

David Martín, seleccionador de la reciente campeona del mundo, celebrará el último éxito en su tierra “adoptiva”: Verín

Martín y Piralkov, los dos “verinenses”, con la medalla de oro conseguida.
Martín y Piralkov, los dos “verinenses”, con la medalla de oro conseguida.

La felicidad puede con el cansancio en el cuerpo y en la mente de David Martín (Barcelona, 1977). Incluso la voz aguanta sorprendentemente bien a pesar de la celebración. Se acaba de colgar el oro (otro más) en el Campeonato del Mundo de waterpolo y eso obliga a una fiesta a la altura antes de regresar desde Singapur. Y ser campeón no evita tener que hacer escalas en aeropuertos. Atiende a La Región desde Estambul, antes de viajar hasta Barcelona como paso previo a llegar a Ourense. En cuestión de horas estarán en la comarca de Monterrei. No falla. Los orígenes de su mujer, Mónica, están entre Albarellos y Vences. Y él ya es uno más. Pasa lo mismo con su actual mano derecha, Svilen Piralkov, que también encontraron el amor en ese mismo punto geográfico. Una casualidad digna de una buena película.

“Tengo unas ganas enormes de descansar, de comer pulpo, empanada y desconectar. Luego haremos un viaje familiar y en septiembre a volver a empezar, que en enero tenemos Europeo. Esto no para. Inmediatamente, mañana domingo o el lunes espero estar por Verín ya. Es importante desconectar mentalmente después de torneos de tanta tensión. Después de un campeonato me gusta mucho ir, estar con los amigos, relajarme, que el móvil no suene mucho y pasar tiempo con mi mujer y mis hijos”, reconoce Martín.

Trayectoria

Lo hará con un oro que engrosa un palmarés envidiable desde que asumió el cargo a finales del 2016. “Suena muy bien porque tiene mucho mérito lo que está haciendo este grupo, mantenerse en la élite tantos años seguidos, ganar dos oros mundiales en tres años, dice mucho de este equipo. Estoy muy feliz y, sobre todo, después de la decepción de los Juegos Olímpicos el año pasado, que fue un golpe duro. Hemos demostrado que aquello fue un mal día y que somos un conjunto de mucho nivel”.

Fue un Mundial no apto para cardíacos. El “nuevo” waterpolo tiende a eso. Dimensiones más reducidas de la piscina, más ataques, más aciertos, más errores. En la semifinal ante Grecia llegó un “milagro”. España empató en el último segundo y se metió en la final por penaltis.“Evidentemente no voy a decir que en ese momento confiaba en que fuéramos a ganar. Lo veía muy negro, lo teníamos muy jodido. Cuando le llega el balón a Munárriz ahí sí que pienso ‘la va a meter’, pero antes, cuando la tiene Grecia, pensaba que el partido estaba acabado. Pero el deporte tiene esas cosas. Luego, en los penaltis, es cierto que anímicamente llegamos muy bien, porque veníamos del tener el partido perdido y el ‘subidón’ estaba ahí”, recuerda Martín.

Después llegó la final. “Hungría llegaba en un momento increíble y nosotros con más dudas. Pero les dijimos a los jugadores que había que estar ahí, hacer un partido desde la defensa. Y luego, en ataque, estuvimos más fluidos que en ocasiones anteriores. El día de Hungría sí que tenía confianza en que al final nos lo podíamos llevar”, recuerda.

Y se lo llevaron. Además, con un toque poético. Uno de esos que lleva a pensar que Netflix no exagera. En el adiós de la leyenda Felipe Perrone, España ganó y él brilló. “Su despedida se merecía esto. Metió el último gol nuestro en la final, que era el que ya sentenciaba la victoria, se quedó con la última bola… Lo hablábamos en la cena, si esto lo llega a escribir un guionista, era imposible que quedase mejor. Fue maravilloso y emotivo”, apunta el seleccionador.

David Martín sabe bien que ganar es muy difícil, aunque al frente de España haya celebrado más que lamentado. Vuelve con un oro y una experiencia más en su equipaje. Y las primeras impresiones se las contará a sus amigos en Verín donde el waterpolo importa y mucho, aunque sea desde la distancia.

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