Carlos Mouriño: ‘El concurso no ha sido fácil, sabíamos que habría personas que saldrían perjudicadas’

El presidente del Celta destaca la importancia de mantener la “base” de la plantilla para la próxima temporada

Carlos Mouriño (Vigo, 1943) reconoce que el proceso concursal que el Celta cerró este martes ha perjudicado a pequeñas empresas a las que tratarán de ‘compensar’ y, a la vez, no habría podido salir adelante sin el apoyo de Caixanova, Hacienda y el Concello, a quienes muestra su ‘agradecimiento’. Pero era ‘la única salida’, destaca, para un club que ha vivido muchos momentos de ‘incertidumbre’. Ahora, aunque se declara ‘optimista’, el presidente y máximo accionista celeste augura dificultades para seguir cuadrando las cuentas, sobre todo en las dos próximas temporadas.

BORJA BARREIRA

Publicado: 02 jul 2009 - 11:34 Actualizado: 10 feb 2014 - 23:41

—Una vez finalizado el proceso concursal, ¿se siente aliviado?

—Sí, muy aliviado. Teníamos una enorme responsabilidad. Nos costó mucho tomar la decisión de presentar una Ley Concursal, porque no es una cosa agradable para nadie. Pero creíamos que era la única solución posible y trabajamos para tener éxito. Creemos que lo hemos conseguido.

—El director general, Antonio Chaves, decía el martes que el Celta había estado muerto. ¿Usted llegó a temer realmente por la viabilidad del club?

—Siempre hay momentos de incertidumbre. Tienes que trabajar en muchos frentes y no sabes si todos van a responder, a estar ahí. Pero los que realmente necesitábamos que nos comprendieran sí entendieron que era la única posiblidad real que teníamos. Después de explicárselo con mucho detalle, se dieron cuenta de que era la única salida y, a partir de ahí, nos dieron todo su apoyo. Al final, lo hemos hecho en un tiempo bastante corto para este tipo de procesos.

—¿Fueron muy duras las negociaciones con los acreedores?

—Siempre, las negociaciones son muy duras en todos los aspectos, complicadas. Todos defendemos nuestros intereses y hay que entender a los que defienden los contrarios a los nuestros porque son sociedades que dependen de muchísima gente, como puede ser Caixanova. Tenemos que entender también a Hacienda, porque defiende los intereses de todos los españoles. Tenemos que entender que el Concello representa a toda la sociedad de Vigo, no sólo a la gente que le gusta el fútbol. Pero todos estábamos convencidos de que era la única solución, por lo que sólo quedaba trabajar para que llegase a buen fin.

—¿Cuánto le debe el Celta a Caixanova, y no hablo de dinero?

—Sin Caixanova, esto no habría salido adelante, pero tampoco sin el Concello o Hacienda. Aparte de la gente de Vigo a la que hemos pillado en este proceso, de la que trataremos de estar lo más cerca posible para que nos entienda. Creo que así lo ha hecho, porque en el 17% de votos en contra en la junta de acreedores no había nadie de Vigo, salvo algún jugador que ya no está aquí. Por eso, tenemos que estar muy agradecidos. Empezando por Caixanova, Hacienda y el Concello y siguiendo por todos los que estuvieron ahí detrás, unos de mejor humor y otros de peor, empujando para que el proceso tuviera éxito.

—¿Se ha puesto alguna vez en la piel de esos pequeños acreedores que van a dejar de ganar gran parte del dinero que merecían por su trabajo?

—Por supuesto que sí. Por eso digo que no fue una decisión fácil de tomar, porque sabíamos que había personas que saldrían perjudicadas. Con los proveedores de Vigo, trataremos de ver si tenemos alguna forma de compensarlos, ya con un plan de viabilidad estable, diciéndole que sigan con nosotros porque les pagaremos en su hora para que puedan resarcir parte de ese descalabro que producimos.

—Dice que al Celta le esperan años difíciles, pero el plan de pagos durante las próximas siete temporadas —entre 1,1 y 1,5 millones por curso— parece cómodo.

—Sí, pero hay que ver los ingresos por televisión y socios. A partir de ahí, tenemos que amortizar esa deuda y tener un equipo competitivo. Por tanto, sabemos que son dos años complicados. Además, la situación económica, no sólo en el fútbol, no está boyante. Por tanto, se van a producir, como ayer mismo, desajustes en los pagos. Son cosas puntuales, pero se van a seguir produciendo. No queremos que la gente olvide que seguimos debiendo 30 millones de euros y hay que pagarlos. ¿Cómo? Ahí está el plan de viabilidad. Lo vemos posible porque lo hemos hecho de acuerdo con los administradores concursales. Se había presentado uno con anterioridad que quizás no era factible, pero éste es muy realista. Ya no estamos en la tesitura de que si no subimos, el club va a desaparecer. El objetivo es ascender lo antes posible, pero no tenenemos esa presión añadida. El Celta tiene que ser muy riguroso con sus cuentas y, a partir de ahí, creemos sinceramente que se podrá decir que éste es un club saneado prácticamente al 100%.

—Aunque ahora no sea necesario ascender para que el Celta sea viable, dentro de siete años la cuantía del plan de pagos aumenta considerablemente...

—Sí, lo que pasa es que si nosotros pagamos religiosamente durante siete años y luego tenemos que pedir un aplazamiento de lo que queda, es más probable llegar a un nuevo acuerdo que si no pagas. Confiamos en que muchos acreedores —como ha hecho Caixanova— se acojan a la opción que les permitirá cobrar el 50% de la deuda con las cantidades que procedan de los traspasos. Si las ventas son buenas, podríamos reducir considerablemente el plazo del plan de pagos. Por eso digo que es un plan muy pensado y trabajado, diferente a todo lo que se presentó en otros equipos. Dentro de lo malo, estamos dando posibilidades reales a la gente de que recupere lo máximo posible.

—¿Son optimistas de cara al futuro?

—Optimistas, pero dentro de nuestra realidad. Sabemos que estamos mucho mejor y que el club está a salvo, pero también que nos quedan dos años muy difíciles. El presupuesto de este año estaba basado en la venta de jugadores, algo que todavía no se ha realizado. Sigue habiendo desequilibrios y a veces hay que hacer inyecciones económicas o aplazar algún pago. Lo bonito sería realizar el presupuesto del año pasado, ya que creíamos que el traspaso de Borja Oubiña podía haber sido la solución. Pero no salió y tenemos que saber cómo solucionarlo.

—¿Con otras ventas?

—Sí, pero nos gustaría no desmantelar al equipo dejando salir lo que pensamos que sería vendible. Por eso trabajamos para suplir una venta considerada con otras fórmulas, aunque sean más lentas.

—¿Cree que ahora que la parcela económica está encarrilada va a poder disfrutar mucho más de la presidencia del Celta?

—Es cierto que ser presidente del Celta es una gran satisfacción, pero el disfrute de esa presidencia no ha sido lo que esperábamos, no ha sido agradable. Desgraciadamente, se ha unido todo, la parte deportiva y la parte económica.

—Y a pesar de lo mucho que ha sufrido, ¿sigue pensando que merece la pena ser presidente del Celta?

—Sí, es lo que nos mantiene aquí, la misma ilusión que al principio. Lógicamente, es difícil, la familia te reclama más tiempo porque ha sido un año impresionante en cuanto a las reuniones de trabajo. Te desligas casi de todo para dedicarte al Celta. En fin, siempre hay presiones y mucha de la gente que te conoce te dice: ‘¡Qué necesidad tienes de estar ahí!’ Pero el Celta es el Celta. Y, mientras haya posibilidades de sacar esto adelante, ahí estaremos.

—¿Hay opciones de hacer una plantilla competitiva de cara a la temporada que viene?

—Creemos que sí. El primer aspecto interesante a considerar es que nueve de los jugadores titulares en los últimos partidos van a seguir en el equipo. Por lo menos, porque vamos a intentar también que Dinei se quede, aunque la negociación será dura. Entonces, empiezas ya a tener un bloque al que se incorporará gente nueva. No nos gusta poner ejemplos, pero el Xerez estuvo a un punto de bajar y al año siguiente, subió. Ya tenía un bloque, aunque estuvo cerca de descender. Nosotros, con la remodelación de equipo tan grande que hemos tenido, no sentíamos que hubiera un bloque ya construido. Ahora, con lo visto a final de Liga, pienso que con las incrustaciones que lleguen, lo que tenemos puede dar resultado.

—Pero van a cambiar a la mitad de la plantilla...

—Puedes cambiarla, pero el bloque de lo que estaba jugando te queda. Si hay cambios, es porque los que vienen son mejores, pero ya tienes la base. Lo que no pasará es que sólo queden dos o tres titulares para el año siguiente, como sucedió con anterioridad.

—¿Confían en la capacidad de Eusebio, a pesar de que los resultados no han acompañado?

—Pensamos que es capaz. Considerábamos a Eusebio como entrenador para la próxima temporada, ya habíamos hablado con él, pero no para una emergencia. Llegó con el equipo destrozado y había que recuperarlo. Hubo que hacer muchos cambios y cuando dio con un equipo base, no perdimos los últimos cuatro partidos. No es una garantía de nada, pero no los perdimos y ahí tenemos el bloque para el año que viene, que nos va a dar estabilidad.

—¿La apuesta de Eusebio es la primera que se asemeja al fútbol ofensivo que usted siempre ha defendido?

—Cuando traemos un entrenador, pensamos mucho en lo que hacemos. Otra cosa es que aciertes o no. Tratábamos de crear una filosofía de grupo y pensamos que Eusebio es un gran entrenador para el tipo de juego que queremos desarrollar. Hemos perdido muchos partidos jugando mal, pero desde su llegada sí se ha visto una mejoría en el juego, aunque no en los resultados. Ataque, pase, combinación, paredes... Se ha notado. Eusebio, conociendo a los jugadores, haciendo la pretemporada y con las nuevas incorporaciones, puede hacer un magnífico papel.

—Supongo que la llegada de un director deportivo como Torrecilla, que ha trabajado en un club con muchos problemas como el Salamanca, viene muy bien.

—Hay una cosa que me llama mucho la atención en las declaraciones de los jugadores que han venido y de otros con los que hubo contactos. Dicen que una llamada del Celta no la pueden desoír aunque esté muy mal. El futbolista se siente importante al venir aquí, pese a que deportivamente ya no tenemos muy buen cartel, pero el nombre del Celta perdura. Por tanto, aunque las posibilidades económicas no sean grandes, a igualdad de condiciones estamos mejor posicionados que la mayoría.

—Pero el problema es que cada vez hay menos opciones de igualar las ofertas de otros equipos.

—Lógicamente, pero una vez estabilizados, siempre iremos a mejor, nunca a peor. Cuando un equipo baja de Primera, o sube con la plantilla que tenía o debe hacer una nueva y tarda dos o tres años en subir. Nos ha pasado a nosotros y a la Real Sociedad, por ejemplo. Pero una vez tienes una plantilla estable, hay opciones de traer buenos jugadores y no dependes de quién se quiere ir o quién no.

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