El almacén de Cáritas O Barco se queda ahora sin alimentos

Las estanterías del almacén de alimentos de Cáritas en O Barco están casi vacías. Apenas hay alimentos. La retirada de los donativos de la Unión Europea fue un duro golpe para la ONG diocesana que dirige Celso Gómez y ahora necesita prácticamente todo tipo de artículos para seguir ayudando a las familias necesitadas. La trabajadora social, Isabel Álvarez, muestra la importancia que las donaciones llegadas de Europa tenían para la entidad remitiéndose a cuatro de sus últimas entregas. Dos fueron realizadas en el año 2022 y supusieron una entrada en el almacén de 6.536 y 3.871 kilos de productos. La tercera disminuyó considerablemente, aunque los 1.956 kilos de la entrega fueron un importante alivio que reforzaron en noviembre de 2023 otros 4.917 kilos.

Estos días, Cáritas barquense recibe los alimentos donados por particulares y empresas para quienes trabajaron en el incendio de Larouco, cuyas llamas arrasaron la comarca de Valdeorras. Así, voluntarios de Protección Civil de O Barco entregaban una de estas partidas, llegada desde A Coruña y otros puntos de Valdeorras. Así las cosas, en el despacho de la céntrica calle Balorca confían en que, tras el parón estival, la escasez comience a ser paliada con la ayuda del Banco de Alimentos de Ourense, en cuyas instalaciones recibirán un listado actualizado de las familias inscritas en O Barco. La delegación barquense de Cáritas tendrá que asumir los gastos del transporte, pero incluso así, la ayuda procedente de la capitalidad provincial supondrá un serio aporte para su almacén.

No hace mucho, disponía de una segunda entidad colaboradora, el Banco de Alimentos del Sil, cuya sede está ubicada en la ciudad de Ponferrada. Pero tampoco son buenos momentos para el Bierzo y su apoyo hace tiempo que no llegan a Valdeorras.

Número de familias

Este tiempo de escasez coincide con un estancamiento de las familias que acudieron a la ONG entre el 1 de enero y el 22 de agosto de 2024 y 2025. En ambos casos fueron 155 las que aparecen en los registros, si bien, los datos dejan traslucir un incremento del número de miembros beneficiados, que aumentó desde los 486 del año pasado hasta los 515 contabilizados en el actual. A su vez, el número de servicios prestados descendió ligeramente, quedándose en 2.336 tras alcanzar los 2.492 hace un año.

Un aspecto que aumentó en los últimos meses fue el de las ayudas para situaciones de emergencia social, capítulo que incluye el pago de los alquileres o de los recibos de la luz y el agua, entre otros gastos. En lo que va de año, cubrir los 22 casos presentados tuvo un coste de 4.253 euros, en tanto que en 2024 fueron 19 peticiones, que se supusieron la entrega de 3.435 euros. Al pago de los elevados costes de los arrendamientos de viviendas hay que añadir la escasez de pisos de alquiler, según apuntó Isabel Álvarez. “Es un problema encontrar viviendas de alquiler. No hay”, dijo. En este apartado del alquiler de la vivienda y los suministros, la finalización del proyecto de la Fundación Amancio Ortega supuso un importante golpe para los recursos de Cáritas barquense, que confía en que sea renovado.

El número de familias registradas se mantiene en los últimos dos años, pero no sucede lo mismo con los transeúntes. Cada vez son más los que llegan a la villa barquense, pasando de 32 a 43 y elevando el total de los servicios prestados desde los 74 hasta 115.

La mayoría de las personas que se beneficiaron de las ayudas, más concretamente 126 de ellas, pertenecientes a 76 familias, son de nacionalidad española, si bien en el registro aparecen otras 25 nacionalidades, siendo los miembros de familias extranjeras más numerosos los llegados de Colombia (123), Venezuela (97) y Marruecos (67). Ya lejos de estas cifras están los procedentes de Brasil (21), Perú (20), Ecuador (16), Honduras (13) y República Dominicana (10). En lo que respecta a la presencia de migrantes de otros lugares, estos no llegan a la decena por país.