UNA IMPRENTA Y UN PERIÓDICO
Un escaparate que es historia
Reportaje
Fran Vilanova e Iván Argáiz lo dejaron todo para centrarse en la pasión que desde hace más de veinte años tiene el primero por el ganchillo, la calceta, o el macramé, y la que, con los años, ha sabido transmitir a su marido Iván. Así es como nace Madejas Tejerlo, una iniciativa creada en torno al hilo y las agujas, pero que también tiene una labor educativa y rompedora.
Hace un año, ambos se marcharon de La Rioja, donde residían y en dónde nació Argáiz, para irse a la localidad de As Chavolas, en Cenlle. El primero trabajaba en la empresa de calzado Arnedo y el segundo era preparador físico en un gimnasio, y daba talleres sobre yoga y mindfulness. Pero decidieron cambiar sus vidas y llevar a cabo este proyecto que pone en valor un arte ancestral, a la vez que rompe los tabúes y las imposiciones sociales -y de género- asociadas a esta labor. “Somos moi poucos homes neste sector, que eu coñeza somos a única empresa a nivel artesanal de Galicia. Sen embargo no século XIII, por exemplo, só podían tecer os homes” cuenta Fran.
Madejas Tejerlo existe como página web en la que estos empresarios venden diferentes productos: agujas, libretas, patrones o hilos. Es el propio Iván el que tiñe los hilos. “Aunque son más complicados, utilizo textiles vegetales como el eucalipto, la ortiga o el bambú, y uso tintes naturales como la piel de cebolla, remolacha, aguacate o cúrcuma. Como mordiente -producto para que el color se adihera al tejido- vinagre, hierro o alambre”, explica Iván sobre sus madejas ecológicas y sostenibles. Además de dedicarse a esto, él es el que diseña el empaquetado de los productos, el logo y demás gráficos.
Por su lado, Fran se dedica más a la parte educativa, ya que imparte cursos de ganchillo y otras labores en Vigo, con alrededor de 150 alumnos, y en Ribadavia. Además, juntos recorren diferentes escuelas y bibliotecas municipales enseñando a los alumnos este arte tradicional, y enseñándoles que la calceta no es “solo cosa de viejas”, sino que cualquiera que quiera puede dedicarse a este quehacer. “Ao principio os nenos e nenas, e sobre todo os nenos, están reticentes, pero pouco a pouco vanse soltando e parece que desfrutan moito dos nosos obradoiros”, comenta Vilanova.
Otra de las actividades con su alumnado es el “Urban Knitting”, una iniciativa que busca embellecer puntos de las ciudades y el rural, cubriéndolas con creaciones de ganchillo. Hace poco, hicieron una colaboración con el Centro Social Rivera Atienza, donde cubrieron con sus “cuadros de la abuela” diferentes hórreos de Vigo.
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