Leandro Sánchez Bobillo: “Me gusta provocar a la gente, que dude si mis cuadros son o no son pintados”

Entrevista a Leandro Sánchez Bobillo, restaurador y pintor

Leandro Sánchez Bobillo.
Leandro Sánchez Bobillo.

Leandro Sánchez es un artista que ha dejado la restauración a raíz de su último trabajo en el Museo de Santa Teresa de Ávila para dedicarse a su gran pasión, que es la pintura, asegurando que lo suyo es el realismo sobre cualquier otro estilo pictórico. Hasta el próximo 25 de agosto expone sus últimas obras en la Igrexa da Madalena, en Ribadavia.

¿Qué presenta en Ribadavia?

Es una antología de las obras de mi última época. En ellas se compagina el collage y la pintura, son 20 cuadros de óleo y técnica mixta. He utilizado periódico sellado en forma de pergamino sobre el que he pintado y las letras principales son de La Región. Hay paisajes, huevos fritos, pimientos, todo muy realista, porque lo mío es el realismo. Son los primeros pasos utilizando periódico y pintura, y alguno acabo de terminarlo la semana antes de la exposición.

¿Está reñido el realismo con lo abstracto?

Hubo una época en que hice algo de abstracto, porque me gusta y no está reñido el realismo con lo abstracto ni el abstracto con el realismo, aunque he vuelto finalmente al realismo. Uno de los cuadros expuestos en Ribadavia es de hace un año, un candelabro judío y me pareció oportuno exponerlo en la Igrexa da Madalena en donde se representa la boda judía durante la Festa da Istoria. Es el único que se diferencia del resto.

¿Tiene preferencia por los bodegones y los frutos?

Sí, porque en ellos encuentro que hay mucha inspiración. Puedo hacer bodegones y al mismo tiempo voy por la calle y veo un trozo de papel sobre una baldosa y le hago una foto para después pintarlo. Me gusta variar, no me gusta estancarme y cuando estaba en Bellas Artes pintábamos muchas frutas, es lo primero que he aprendido y quizás ese sea el motivo de que me sigan gustando.

¿Qué aspiraciones tiene como artista?

Que la gente pueda admirar mi obra, que le guste lo que ve.

¿Qué es lo que más satisfacción le ha producido de todo lo que le han dicho de su trabajo?

Me satisface cuando me preguntan si es pintado o pegado y desean tocar el cuadro para comprobarlo. Como un niño que metió la mano en un agujero pintado pensando que era real. Eso me satisface.

¿Guarda para usted muchas de sus obras?

Pocas. La última en la que trabajo siempre me digo que no la vendo, pero la última siempre es la mejor para el artista, siento cierto amor por la última hasta que hago otra y vendo la anterior.

¿Qué tiene ahora en proyecto?

Una exposición en la Galería Visol de Ourense para octubre de 2025. A final de año trabajaré en algo nuevo para esa exposición.

¿El artista siempre tiene que innovarse?

Creo que sí, porque si haces siempre lo mismo, la gente se aburre, aunque respeto a todos los que lo hacen, pero a mí me gusta cambiar.

¿Qué pretende transmitir con su obra?

Que a la persona que la vea le inspire paz, que dude si realmente está pintado y que por ello se tiene que acercar para comprobar que no está pegado. Me gusta provocar al público, que quiera tocar mis cuadros.

¿Por qué ha elegido Ourense para vivir?

Por dos motivos, porque tenía ganas de salir, me encontraba un poco encerrado en la isla y porque conocí a una persona con la que he decidido vivir en Ourense.

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