Opinión

Los campesinos y lo sagrado

Antaño la vida del paisano dependía en gran medida del azar. Era una vida plagada de inseguridades. Dependía de factores externos no controlables como eran las tormentas, las heladas, las enfermedades de los hombres y de los ganados. Esto hacía que el campesino gallego tuviese relaciones pragmáticas con lo sagrado. Esto quedó reflejado en las imágenes, que representan a Jesucristo, a la Virgen y a los santos que actúan como mediadores delante de Dios. En la actualidad sigue habiendo una relación de carácter utilitario entre el campesino gallego y la divinidad, encaminada a la relación de los problemas ligados a la hacienda, a la salud y a los generados por el paro y la droga. Entre la divinidad y el ser humano hay un mutuo intercambio de favores, esto es, buenas cosechas y salud, a cambio de una serie de promesas que pueden ser hechas en el momento de la petición o después que le fue concedida.


La mayoría de las promesas se cumplen en los santuarios en los días de las festividades. Algunas de estas relaciones fueron decayendo o cambiando en los últimos años debido a una serie de motivos entre los que podemos citar: el avance de los medios de locomoción lo que motivó que muchos devotos que recorrían largas distancias a pie hasta el santuario, vengan ahora en coches. A pesar de esto en muchos santuarios de la diócesis aún se ven devotos que siguen cumpliendo el ritual purificador de venir andando desde su aldea o parroquia. Los medios de comunicación también fueron introduciendo nuevos comportamientos y nuevas visiones del mundo que dieron lugar a una reducción de ciertas promesas que no hace muchos años estaban en vigor.


La mayor circulación de dinero en el ámbito rural está posibilitando que las ofrendas en especie desaparezcan o decaigan. Sin embargo en algunos santuarios ligados a enfermedades de animales siguen recibiendo ofrendas a base de quesos, productos de cerdo, cereales y pollos o gallinas que se subastan al rematar los oficios religiosos. El nivel cuantitativo de las ofrendas es escaso mientras que antes era muy abundante. El desarrollo de la medicina y de la veterinaria provocó un descenso de peticiones relacionadas con las enfermedades de los hombres y de los animales. Seguimos constatando que bastantes personas, además de acudir al médico o al veterinario para curar todo tipo de enfermedades, siguen conectando con lo sagrado a nivel profiláctico y curativo de enfermedades de tipo humano y animal.


Hay encargados de parroquias y santuarios que van eliminando ciertas ofrendas por estar relacionadas, según ellos con prácticas mágicas y supersticiosas.


En la actualidad sigue habiendo en los santuarios pervivencias de una serie de rituales purificatorios: ir andando, dar vueltas de rodillas o descalzos alrededor del santuario o en torno a la imagen objeto de la devoción. Los devotos siguen contactando con lo sagrado a través de ritos poner el santo o de contacto con las imágenes de devoción besándolas y tocándolas con las manos y con los pañuelos que quedan sacralizados por el contacto usándolos luego con fines profilácticos y curativos ante las enfermedades humanas. En los santuarios en los que hay una fuente santa algunos devotos siguen bebiendo su agua o llevándola a sus casas. El ritual del agua tiene un objetivo purificador, profiláctico y curativo. En todos los santuarios los campesinos siguen ofreciendo misas y cantidades de dinero.


También ofrecen exvotos, velas y figuras de cera que representan el cuerpo humano o las partes del mismo o cuerpos de animales: vacas y cerdos. También hay devotos que ofrecen ramos de flores en prueba de agradecimiento en los santuarios dedicados a alguna advocación de la Virgen.



Te puede interesar