Opinión

LA NUEVA ESCATOLOGÍA

La teología de los novísimos lleva muchos siglos reducida a un coco o a un espantajo para amedrentar a las gentes y para poder seguir un catolicismo morboso. En la actualidad, Juan Pablo II y después Benedicto XVI pusieron patas arriba la interpretación clásica de los textos sagrados relativos a los novísimos, quitándoles la parte que tenían de apocalípticos y tenebrosos. Pusieron de manifiesto que el purgatorio, el infierno y el cielo no son lugares físicos, sino meros estados de ánimo, dado que era una contradicción decir que las almas no tenían cuerpo ni sexo y a continuación decir que purgatorio, infierno y cielo son lugares físicos a donde van las almas después de morir la persona.


Las teorías que decían que el fuego ardía en el purgatorio y en el infierno, y hablaban del disfrute material del cielo donde los que allí moraban además de gozar de la visión plena de Dios comían 'rosquillas y caramelos' ya han pasado. Benedicto XVI sostiene ahora que no son lugares del espacio donde arde un fuego real, sino un fuego interior, metafórico, que purifica el alma del pecado, un remordimiento o una especie de depresión. Ya hace unos cuantos años que había suprimido el Limbo de los Niños, lugar al cual iban los que morían antes del bautismo. El purgatorio nos dicen ahora que no es un lugar del espacio físico sino un estado de ánimo, un fuego interior que purifica y atormenta las almas de los pecados en su camino hacia el cielo. No se trata de un fuego que arde en las entrañas de la tierra y que es atizado por Satán para que nunca se apague. El purgatorio quedó reducido a un fuego interior que purifica las almas de los pecados. El infierno sigue existiendo y es eterno. El purgatorio es un estado provisional de 'purificación' que nada tiene que ver con las ubicaciones terrenales.


El infierno, del que hoy se habla poco, nos decía Benedicto XVI en 2007 que existe y que es eterno. Es un estado de castigo donde se sufren terribles penas impuestas por un Dios justiciero y castigador. Es un estado de castigos terribles. El infierno tampoco es un lugar al que van las almas que se apartaron de Dios, sino una situación. El papa Benedicto XVI aseguró que el infierno existe y no está vacío.


Con estas matizaciones hechas por Benedicto XVI tampoco podemos seguir enseñando a los niños en las catequesis, ni en las clases de teología en las facultades teológicas, o en las de religión en los colegios de primaria y de secundaria, o los seminarios: tenemos que apartarnos un tanto de la teología tradicional o de la doctrina clásica sobre los novísimos. En el cielo colocaban los placeres esenciales de los que van al cielo, y en el infierno, los sufrimientos de los que están metidos en la cárcel infernal


En necesario que la Iglesia retome las decisiones sobre el pecado y el infierno. El papa acaba de decir que no todos nos presentamos iguales ante el banquete del paraíso y dijo también que serán muchos los que tengan que purificarse en el purgatorio. Quien no reconoce el juicio final tampoco reconoce la finalidad de la redención.


La nueva escatología pone patas arriba la interpretación clásica de los novísimos o de las postrimerías del hombre, que son muerte, juicio, purgatorio, cielo e infierno.

Te puede interesar