Antes de la publicación del sondeo del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de la Generalitat, JxCat acababa de presentar en solitario en el Parlament una propuesta de resolución en la que pide "ratificar la confianza" en Carles Puigdemont como "presidente de la Generalitat" e insta a "restaurar" la institución de la Presidencia tras la intervención y cese del Govern por la aplicación del 155, lo que ha suscitado el rechazo de ERC y del resto de los partidos de la Cámara, que la ven como lo que es, una iniciativa más que complica un acuerdo global y mantiene el bloqueo en la formación de Gobierno.
Son precisamente esas causas las que han motivado que en el CEO se haya producido un gran sorpasso de las posiciones contrarias a la secesión por quienes defienden un modelo federal o el mantenimiento del statu quo autonómico. El cansancio con el “procés” inacabado, la non nata república catalana, la fortaleza del Estado en la defensa de la unidad de España, el desvelamiento de las mentiras utilizadas por parte de los dirigentes independentistas tanto sobre las consecuencias de la independencia como para la economía han hecho reflexionar a muchos catalanes y darles la espalda de tal manera que los partidarios de la independencia han caído a mínimos desde hace cuatro años, nueve puntos por debajo del 50%, cuando hace solo unos meses estaban a punto de alcanzar esa cota.
El CEO ofrece también un dato interesante, aunque los partidarios de la independencia suman cerca del 80% en el caso de JxCat, y del 70% en ERC, en el caso de “los comunes, el porcentaje de independentistas entre sus electores es de apenas un 8%, mientras que el 59,5% apuestan por una España federal y el 28,4%, por el actual modelo autonómico. Una situación que debería mover a reflexión a los dirigentes del partido de Ada Colau.
Ahora bien, si la estrategia de JxCat con sus iniciativas en solitario van orientadas a la convocatoria de nuevas elecciones, el tiro le puede salir por la culata por cuanto, según el CEO, sería ERC el partido más votado en unas elecciones que volvería a ganar Ciudadanos, y que tendría una participación del 11% menor del 21-D. A expensas de recontar los votos, los partidos independentistas volverían a sumar la mayoría absoluta con una nueva subida de la CUP y el estancamiento de los partidos constitucionalistas y de los comunes.
Es decir, que mientras que los intereses de los ciudadanos van por un lado, los de las cúpulas de los partidos “indepe” van por otro, aunque afortunadamente se quedan lejos de conseguir la mayoría absoluta en número de votos, con lo que se volvería a reproducir por tercera vez en las últimas elecciones el mismo escenario político, en esta ocasión con ERC al mando, que facilitaría las posibilidades de un acuerdo al no encontrarse de por medio el aspecto “legitimista” de la victoria del Puigdemont el pasado 21-D, y porque la encuesta también muestra que tan solo el 19% de los catalanes aboga por la unilateralidad, mientras que son mayoría aquellos que son favorables a alcanzar un acuerdo con el Gobierno central y a apoyar una reforma de la Constitución.
En fin, el “seny” parece que se impone a la “rauxa” y los ciudadanos vuelven por fueros que buscan la recuperación del oasis catalán y evitar la confrontación. Pero los dirigentes “indepes” piensan otra cosa, por el momento.
