Opinión

¡Que alguien aterrice este trasto!

Por qué las aceitunas negras no son rellenas? ¿Por qué son blancos los lirios e índigas las violetas? ¿Por qué es blanca la Casa Blanca, naranjas las cajas negras y sinvergüenzas los políticos?... ¡Ah, a mí no me lo pregunten porque soy muy embustero!

Yo sí sé, por ejemplo, que cuando el motor de un avión monomotor se rompe, falta muy poco para que se rompa además el aeroplano. Y también sé, salta a la vista, que Obama es negro; la Merkel pícnica, a pesar de la caminata xacobea; Pujol, retaco (y trincón), y a Rajoy, "xopas", además de la lengua en la boca, no le cabe una aguja en el ojete. 
 No le cabe a Rajoy una aguja en ese sitio, cada vez que le llama el negro, o lo visita la teutona, o se le aparece San José (María Escrivá de Balaguer) y le dicen lo que tiene que decir, o que callar o que mentir... Y el paisano, con perdón, miente, calla o dice lo que sea, aunque se le solivianten las eses rocieras en la boca y el ojo (de ver a Dios) se le retuerza.
 El mundo es un carnaval, un puro (y duro) eufemismo, en donde todo se resume en hacer ver, hacer creer, hacer sentir, valer, cumplir, comprar, vender,... y hacer declaraciones; correctas, eso sí (menos las de la renta) para mantener incólume el síndrome de Lampedusa. En esta Nínive trincona no hay ni un solo hijo de su fulana madre que se salve: ¡putas ao poder, que os filhos já lá estão! ¡Cuánta razón, ay, los lusitanos! Y si no que se lo pregunten a la Udef. Que la manden investigar, como a los Pujoles, el patrimonio de Felipe González, el de Cascos, el de Solchaga, el de Aznar (¿os acordáis de sus privatizaciones: Telefónicas, Campsas, Redesas...?), el de todos los prebostes andaluces ¡treinta años de historia!, ¡que historietas, nai queridiña!; el de los alcaldes de las ciudades con más de veinte mil habitantes o con menos, o el de cualquier concejal que lo haya sido de Urbanismo en cualquier ayuntamiento costero, o de parques y jardines, da igual: seguro que ha trincado con los contenedores de basura o con las flores... ¡No habría mazmorras para tanto cuatrero! 

Pero chitón, que ni tigre come tigre ni entre bomberos se pisan la manguera, y menos la cartera de clientes. Y, mientras tanto, la prensa y los plumillas: el brazo (y trazo) tonto del "yo acuso", expertos en silencios, adictos a la loa, diletantes en pesquisas y saberes, vocingleros del chisme y las miserias amarillas, seguirán con sus eufemismos y sus emplastos de miel y sus escaletas de mierda; sin poner palos en las ruedas (de prensa) de las primicias interesadas, que a nadie interesan, de quienes los convocan (cacos y cacas), que luego ni les permiten preguntar. ¡Cuánto nihil obstat habría que tachar, ay, en lo politicamente conveniente!

Nada hay mas falso que aquello que no lo es políticamente. Ni menos verdadero que lo que lo es por antonomasia en las rotativas, estudios o platós de los poderes fácticos. La libertad de prensa, como la vez las marujas en la Plaza, la dan los anunciantes: los bancos, el gobierno, los ministerios, las diputaciones, los ayuntamientos, las eléctricas, las trasnacionales... Y los mandamases: la cuenta de resultados, las audiencias, las autono-suyas, los berlusconis, los obispos o el rojerío... Vamos, algo así como encargarle a las aves domésticas el control y el exterminio de los depredadores más montaraces... ¡Por favor, que alguien aterrice este trasto (nefasto) con un solo motor y siempre la misma tripulación que yo me apeo!.

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