Opinión

Vuelven los iraníes

Si fuéramos israelíes temeríamos el dudoso compromiso de Irán de no producir bombas atómicas en los próximos diez años a cambio de abrirle el mercado a sus exportaciones petroleras.

Al culminarse el acuerdo con las potencias 5+1(Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia + Alemania) Irán recibirá mares de divisas, parte de las cuales anunció que invertirá en eliminar Israel, según los juramentos de sus ayatolás ante Alá.

Si no es con bombas atómicas, y los israelíes temen que sigan tratando de fabricarlas en centros secretos, será con el terrorismo con el que los ayatolás tratarán de destruir a la única democracia y principal valla en oriente cercano frente al expansionismo islamista.

Suponiendo que sus sistemas de seguridad sigan siendo eficaces, y aunque deba afrontar nuevas guerras, incluso contra el Califato Islámico, Israel y el área donde se encuentra, están ante una nueva situación estratégica, económica y política.

La rivalidad entre el Irán chií y la Arabia Saudita suní por incrementar su influencia geopolítica y religiosa crecerá, según numerosos especialistas.

Irán conserva el orgullo ario del antiguo imperio persa, y antes de la revolución de Jomeini su chiismo era más modernizante que otras sectas islámicas, especialmente que su adversario sunita.

Arabia Saudita, alberga en La Meca un sunismo mayoritario en los mundos árabe y musulmán, aunque allí es el más rigorista, pues su subsecta wahabí es el origen de numerosos integrismos, incluido el del Estado o Califato Islámico, el DAESH.

Con la apertura comercial de Irán se abre también su mercado de 80 millones de consumidores, en general más sofisticados que los árabes comunes; y una esperanza parcial es que los ayatolás ce centren más atacando al DAESH que a Israel, lo que le viene menos mal a la civilización.

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