Opinión

El entremés de la vacuna

El problema es la carencia absoluta de sentido común de nuestros políticos

A pesar de que mi edad me ha ensañado a no mostrar una desmedida sorpresa por las cosas que percibo, existen momentos capitales de imbecilidad manifiesta detectada en la clase dirigente cuya dimensión  todavía me cautiva. Hace unos días, observé perplejo cómo, llamado por los grupos parlamentarios que gobiernan la nación, un sujeto al que no había escuchado nombrar en mi vida, se marcó uno de los discursos negacionistas más dislocados y encendidos que yo haya escuchado versando sobre la inutilidad e incluso peligrosidad de la aplicación de vacunas.

El episodio es tan demencial que necesita una narración previa para comprender hasta qué grados de estupidez pueden llegar los representantes del pueblo con acomodo y sueldo en la Carrera de San Jerónimo. El pasado lunes, los grupos parlamentarios de PSOE y Podemos propiciaron que un profesor honorario de la Universidad Autónoma de Barcelona interviniera como invitado en la sesión que reúne semanalmente a la Comisión de investigación referente a la Gestión de Vacunas.

El tal profesor, un tipo de perfil dramático y mirada triste llamado Joan Ramón Laporte Roselló, dedicó la exposición para la que había sido invitado, a negar que las vacunas salvaran vidas. El profesor no se contentó con este primer argumento sino que tiró para delante con todo lo que tenía. Cuestionó abiertamente la inoculación en niños y adolescente y definió la puesta de vacunas como “simple experimento” Los diputados allí presentes mostraron paulatinamente su perplejidad ante las posiciones del invitado, pero las cosas ya no tenían arreglo. El esperpento acabó, el profesor honorario manifestó que él no era contrario a las vacunas (?) y, a continuación, se marchó por donde había venido.

El PSOE ha tratado de desmarcarse de esta idiotez compartida, advirtiendo que el partido desconocía por completo el contenido del alegato del profesor Laporte lo cual es grave, mientras Podemos trataba de quitar hierro a la cuestión destacando que el invitado no se manifestó anti vacunas. Un absoluto delirio.

Pero con todo, el problema no es este episodio concreto que parece extraído de una comedia bufa. El problema es la carencia absoluta de sentido común que manifiestan nuestros políticos. La siguiente comparecencia que se les ocurra podría ser la de un atracador de bancos que versara sobre la vida y la obra del duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil.

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