Opinión

La culpa es de otro

Una de las características fundamentales de esta izquierda caviar que ha llegado al poder y aún no se lo cree, es su habilidad para echar balones fuera en el reparto de responsabilidad y culpar de sus errores a los demás y si son de la derecha mucho mejor que allí hay un saco sin fondo propicio para aguantar lo que venga. Y quien dice errores dice delitos.  

José Antonio Griñán, ex presidente de la Autonomía andaluza, juzgado y condenado por malversación y prevaricación a seis años de cárcel y quince años de inhabilitación para ejercicio de cargo público por su participación en el caso de los ERE de Andalucía, está a punto de publicar un libro de memorias en el que escribe que está en la cárcel como consecuencia de lo que llama “una cacería política” ideada por el PP andaluz y conducida por su rival Javier Arenas, olvidando quizá la gravedad de los delitos juzgados por la Audiencia provincial, las fortunas que se manejaron en el asunto y los principios éticos, políticos, sociales y financieros que se conculcaron en cada uno de los hechos que se juzgaron. El alto tribunal consideró probado que se había repartido de modo fraudulento 670 millones de euros pertenecientes a fondos públicos. Su compañero de partido y todopoderoso estandarte del PSOE andaluz Manuel Chaves, recibió una condena de nueve años de  encierro. Todos ellos tienen recurrida la sentencia que está pendiente de revisión para mayo en el Tribunal Supremo.

Esa misma costumbre de tratar de desviar la atención y cargar con el mochuelo a los demás es el sistema elegido por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ha responsabilizado de la huelga de transportes que tiene desabastecidos los puestos de suministros de todo el país a la ultraderecha, capaz de controlar y azuzar al gremio de transportistas y que con este comportamiento le están haciendo el juego a Putin. No solo se trata de un disparatado razonamiento que pone de manifiesto el profundo desconcierto de un Gobierno tan neurasténico como inútil, sino que esas palabras demuestran hasta qué punto la izquierda es ahora pura derecha erizada de viejos tics e innobles letanías que parecían ya superadas y sepultadas con el franquismo. Aquellos complots internacionales envidiosos de nuestra prosperidad, y cuando no eran las campañas exteriores era la pertinaz sequía. La Historia va y viene.

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