Opinión

De nuevo en la carretera

Dice un amigo que los Stones tocan peor y parecen un circo al que solo le falta la mujer barbuda y el domador

De los Rolling Stones que vuelven por estas fechas a la carretera pendientes seguramente de incrementar en lo posible sus patrimonios personales, solo dos quedan en pie de la formación fundacional: el guitarrista Keith Richards que guarda por estas fechas un inquietante parecido con el terrorífico Nosferatu de Murnau, y la emblemática voz de Mick Jagger, cada vez más parecido al viejo mayordomo inglés, asesino sorprendente de las novelas policiacas. El resto se ha ido quedando por el camino alguna vez en circunstancias trágicas. Bill Wyman abandonó su discreto papel de bajista para formar su propia banda en 1993.

Muchos años antes, Brian Jones apareció muerto flotando en la piscina de su mansión de las afueras tras lo que se supone fue una noche de desenfreno y farra si bien en numerosos foros se sospechó que el guitarrista se había suicidado por el desespero que le produjo saber que los otros estaban pensando echarlo a la calle. Algunas fuentes, incluyendo la que fuera su propia novia, rompieron su silencio años más tarde para pedir que se abriera una investigación porque Brian Jones fue, a su juicio, asesinado por un sujeto que trabaja haciendo obras en su casa. Esos testimonios negaron la noche loca y aseguraron que Jones estaba sereno, cuerdo y animoso y que se fue a la cama temprano limpio de polvo y paja. Le sustituyeron Mick Taylor, y posteriormente Ronnie Woods que se ha quedado con la plaza.

El último en marcharse –modesto, humilde y sin liarla- ha sido el batería Charlie Watts al que ha sustituido un joven negro asalariado como el bajista, también afroamericano,  que sustituyó a Wyman. Ambos trabajan por horas, cobran su sueldo y forman parte del banderín de enganche del acompañamiento, que ahora se enriquece con dos teclistas, un coro femenino de tres voces, un percusionista y una sección de metal.

Dice un amigo que ahora tocan peor que cuando empezaban y que han convertido la histórica formación en un circo al que solo le falta la mujer barbuda y el domador de leones porque troupe de payasos ya tiene. Ochenta años y en la carretera con Jagger desgañitándose y dando brincos echando los bofes por el escenario es demasiado para el cuerpo.  Y para el alma.

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