Opinión

Baldo Ramos & Carlos G. Villar

Un libro artesanal común los ha unido: cinco grabados, y otros tantos poemas en un diálogo plástico visual. No son Baldo González Villar y Carlos Ramos, pero casi, dada la permeabilidad e interinfluencia que denota un trabajo en común, tan inusual por la generosidad en la creación. Porque son dos visiones, los mundos, ya que dos son los artistas. Es un impulso de verdadera ósmosis de alto contenido cultural con el papel como soporte: poesía, caligrafía y grabado, desde la primera obra. Ramos escribe 'Abres a porta da casa que da acceso ao esquecemento. Silencio roe as trabes que termaron da inocenciA', y busca con su menuda caligrafía una forma (eses de trazo largo diagonal, la t de esquecemento como una efe...), para finalizar en una A como cueva/casa, en diagonal con la gran A inicial, en rojo. Desde su trazo en pincel, impulso en rojo-sangre como la Primavera, el poema crece. Este en tinta negra, a pluma /plumilla. Carlos inventa desde el zinc que tan bien conoce, dibujando trazos anchos y asimétricos, en los que predomina lo vertical, bajo una fina estructura que se mueve en pequeños pliegues. Ambas convergen en un extremo, moviéndose lentamente. En el lado diestro va un sello rojo Hanko, firma al modo japonés. Con nuestra descripción queremos poner énfasis en el paralelismo gráfico buscado por ambos artistas, rojo de inicio, negro en el texto. Una creación en diálogo, mas es el poeta quien despliega su abanico desde la palabra que desarrolla, completándola, en el trazo manual, sobre el papel. En el libro, Ramos elige fragmentos autografiados parcialmente, y Carlos nos habla desde sus dibujos impresos, poesía sutil, de miradas en calma, cadenciosas. Pues lo que el poema no puede expresar completamente se desborda en el arte de la escritura, y se modifica en la pintura.
Pero hay más, mucho más: ambos exhiben músculo creativo en gran formato, en las amplias paredes del salón, que llenan: Ramos con ejemplares únicos de Libro de Artista: alguno con nombre de su tierra celanovense (Sorga), otros de sus libros (Raizames). Los Mapas da memoria, sobre viejas cartas náuticas, tinta y alambre; y Silencios de Tinta, con pincel sobre manuscritos del siglo XVII, sorprenden. Mas es en A memoria será ao final o lugar no que atoparse y A ferida de comprender, donde expresa como escritura y pintura son extremos de un mismo arte. Ante su exuberancia, la espléndida contención de Carlos, y sus grabados en metal desde diferentes técnicas, aguafuerte (con sus distintas variedades, aguatinta, al aceite, punta seca), xilografía; que combina en otros. A dos tintas, o a una, acercándose a la abstracción a partir del análisis de la naturaleza, como en Huellas de tinta, una propuesta de profundidad desde la simplicidad. Pues Carlos sabe conseguir rugosidad y profundidad, con las que expresar diferentes realidades. Precisión en la mezcla del nítrico con el cobre, sin dudas, tampoco en el trazo, para que la visión profunda emerja. Porque el camino está bajo nuestros pies. Todo ello a propósito de "Onde beben os cervos que amansou o calígrafo", en el Centro Cultural.

Te puede interesar