Opinión

Outeiral, Cid y Dau al Set

Con el Dau al Set catalán en los bajos del Simeón ha llegado esta semana la performance, que se ha instalado entre nosotros. Veinte fotografías a modo de secuencia son la obra de Rosendo Cid en el espacio hall de la Casa da Xuventude. Él ejerce de actor en las fotos, en las que se capta la acción, el movimiento, que se convierte en lo fundamental. El referente es Duchamp, en plena vanguardia, que había pintado la acción y el tiempo en su 'Desnudo bajando la escalera'. Mas era una figura exterior al artista, y aquí es el mismo quien actúa. Lo efímero de la acción convertido en objeto. La diferencia entre esto y una gansada para youtube está entre otros aspectos en el buscado desenfoque, y la idea que el artista quiere mostrarnos. Desde un gesto visual, fragmentario, a propósito de la obra 'Cuadrado negro sobre fondo blanco', que coloca a la entrada, Cid juega. La obra que Malevich exhibió en 1915 en Petrogrado fue considerada enseguida como un icono rupturista de la objetividad. El maestro de Kiev buscaba el valor de la pureza de las formas convirtiéndose en precursor del suprematismo, movimiento abstracto geométrico que busca el vacío.

He visto la exposición en silencio, desde el cristal de la fachada, y en la interacción con los de las fotografías provoca una reflexión acerca de la luz y el juego de espejos en el que está el arte. Los reflejos que distraen, pues las fotos documentan una performance. Ello es, por el contrario, lo que Pastor Outeiral puso en el Auditorio, bajo el engañoso título de “Rutinas extraordinarias”, espectáculo con música, danza, diapositivas de fotografías propias, lectura de poemas (de los poetas Fonollosa, Biedma), un Ensemble con el que Outeiral como maestro de ceremonias, desarrolla su idea de obra de arte total, en el tiempo. Fotógrafo y pintor, su producción escénica tuvo que competir esa tarde noche con la de Eugenio Onieguin, música, teatro, escenografía, ballet, que el gran Tchaikovsti realizó en el último tercio del siglo XIX, y que se exhibió a gran nivel en paralelo en el Teatro Principal. Otra performance escénica.



Cuixart y Tápies, Tharrats y Brossa, principalmente, además de Cirlot, Ponç y Puig conformaron un grupo surrealista catalán desde 1948. El Paso, principalmente, y Crónica, más tarde, son otros sin los que no se puede entender el esfuerzo artístico a contracorriente en la época política de la dictadura. Desde la fuente próxima de Joan Miró, que les influyó, además del arte de Ernst y Paul Klee, agitaron el duro panorama artístico del momento, mas su disolución y el Informalismo posterior de la pintura hicieron que su influencia fuese menor. Mas es en la revista del mismo nombre, de pequeñas tiradas y hojas sueltas, dónde está el gran hallazgo, su ser como colectivo y de grupo.n

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