Opinión

Lengua larga y justicia lenta

Pasaba de la medianoche cuando Francisco Rodríguez, por aquel entonces regidor de Ourense, abandonó la sede judicial de Lugo tras prestar declaración ante la jueza Pilar de Lara en el marco de la Operación 'Pokemon'. "¿Cómo ha ido?", preguntó un agente del Servicio de Vigilancia Aduanera a los periodistas que llevaban todo el día de guardia. "Libertad  provisional bajo fianza de 6.000 euros", le aclararon. "Y para eso tanto espectáculo", lamentó el agente.


 El alcalde de la tercera ciudad de Galicia  fue detenido en la puerta de su domicilio cuando se disponía a asistir a una conferencia en Santiago, fue conducido a Pontevedra y tuvo que soportar 72 horas de incomunicación antes de prestar declaración en Lugo. Sucedió en septiembre de 2012. Esa detención supuso el final de su carrera política y cambió el curso del Gobierno local.


Más de cuatro años después, el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Ourense, Leonardo Álvarez, ha acordado el sobreseimiento provisional y archivo de una pieza separada de la operación 'Pokemon' por lo que Francisco Rodríguez queda exonerado de los delitos de prevaricación urbanística, cohecho, contra la ordenación del territorio, tráfico de influencias y blanqueo de capitales en relación  la venta a la empresa Copasa del aprovechamiento urbanístico de una parcela municipal en A Chavasqueira en 2010 y el viaje a Brasil con el que supuestamente la constructora lo agasajó en mayo de 2008.


Si bien es cierto que el exregidor continúa imputado en otras causas que continúan en el Juzgado de Instrucción número 1 de Lugo, esta primera victoria apunta a la honorabilidad que siempre ha defendido, aunque tiene sabor a derrota tanto desde un punto de vista político como desde  el personal. No hay compensación posible por los años perdidos, por los comentario vertidos y por la expeditiva acción judicial. 
Quizá Francisco Rodríguez podría continuar al frente de la Alcaldía de no haberse producido aquella mediática detención. Eso ya  nunca se podrá saber. Lo que es incuestionable es que la factura personal ha sido estremecedora.  Todo el mundo tendría que reflexionar. La Justicia es lenta y la lengua de algunos demasiado larga. 
 

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