Pongámonos en 2022 para la llegada del AVE a Galicia y no nos llevaremos más decepciones. Podemos seguir dándole vueltas, pero es la promesa de nunca acabar", comentó un compañero con una sensatez aplastante y un optimismo raquítico tras escuchar al ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, disculparse por dudar en una entrevista en TVE de la finalización en 2018 y cuestionar la variante de Ourense con el argumento de que 600 millones pueden ser muchos para un ahorro de cuatro minutos en el trayecto. Quizá el ministro no sepa que no se trata de cuatro minutos, sino de que la tercera ciudad de Galicia dé el gran salto que le llevan décadas negando con una buena planificación urbanística.
Leer a Antonio Nespereira en este periódico recordando las promesas que los distintos ministros, presidentes del Gobierno o de la Xunta, hicieron sobrae la finalización de la obra te deja entre el estupor y la descreencia en la palabrería política. Cascos dijo 2012, José Blanco firmó con Feijóo el 2015 en el Pacto del Obradoiro y Ana Pastor señaló 2018 como fecha ineludible. Con estos antecedentes, quizá habría que darle la razón al compañero escéptico y conformarse con el año 2022, pero tanto la sociedad civil ourensana como todas las fuerzas políticas gallegas le han recordado al bisoño ministro que no tragan con sus reflexiones al vuelo. Hasta la alcaldesa de Lugo, la socialista Lara Méndez, ha felicitado al presidente Feijóo por reponder al colega de partido. Galicia parece que esta vez no se calla y como ha hecho pedir disculpas al ministro puede lograr que llegue a la hora prometida.
