Dio una paliza al hombre que lo acosaba por ser homosexual en A Rúa: "Baja si tienes huevos"

"Puto maricón", "te vas a cagar con ese culo", "no tienes descendencia", "qué asco os tengo" o "baja si tienes huevos", estas son algunas de las expresiones que tuvo que aguantar C., durante 2021 y hasta octubre de 2022, por parte de R., quien actuó con un claro desprecio hacia la orientación sexual de su vecino.

Sin embargo, el 12 de junio de 2022, el hostigamiento cruzó la línea del plano verbal al físico. Sobre las 19,30 horas, el R. salió de su casa, en A Rúa de Valdeorras, cogió una barra de hierro y le dio varios golpes en el brazo izquierdo a C.. Tras ello, dejó la barra en el suelo y se encaminó de vuelta a su domicilio. En ese momento, C., quien sufría desde hacía tiempo un hostigamiento por su orientación sexual por parte de la persona que lo acababa de agredir, cogió la barra y comenzó a golpearlo, primero en la espalda, luego en la cabeza, pecho y en ambas piernas.

En consecuencia, R. sufrió una fractura de tibia, de la rótula derecha y policontusiones mientras que C. sufrió una contusión en el brazo izquierdo. Ambos fueron condenados este jueves a la pena de un año de prisión, aunque no entrarán en la cárcel.

Acoso prolongado

El acoso que sufrió C. por su orientación sexual se prolongó durante varios meses en los que frecuentemente sufría insultos homófobos. Eran continuos y llegó un momento en el que dijo basta. Se puso en manos de la abogada Manuela Blanco Jiménez con el objetivo de que le ayudase a acabar con una situación que le influía en el plano mental.

La letrada le dio un consejo que a la postre sería clave: “Graba los insultos”. Así lo hizo y estos audios se convirtieron en el gran sustento de la denuncia que presentó en el juzgado. En las grabaciones se escuchaban vejaciones como “bujarrón”; “a los municipales le chupa la polla y el pollón”; “hasta tu padre dijo que eras mala persona”. Incluso se podía escuchar, según el escrito presentado en los juzgados, amenazas como “corre, te voy a quitar la vida perra”; “yo para prisión y tú para el cementerio”; “es que te mato hijo de puta”; “ahora voy a por ti”, “verás cuando veas el cuchillo en el cuello”.

El caso llegó a la Audiencia Provincial de Ourense y el acusado aceptó los hechos y se conformó con una condena de seis meses de prisión y una orden de alejamiento de 300 metros. De esta forma, se emitió una sentencia pionera en la provincia.

Al principio era muy reacio a denunciar, al igual que le pasa a muchas víctimas temía que el asunto no saliese adelante y al final se exponía desde el punto de vista personal, más si cabe al vivir en un lugar pequeño en el que casi todos los habitantes se conocen. Sin embargo, su lucha tuvo su recompensa y se convirtió en un ejemplo a seguir por las personas que están padeciendo una situación similar a la que él sufrió.