La fe llena la Catedral en la clausura del Año Jubilar

La Catedral de San Martiño acogió ayer la clausura del Año Jubilar 2025, acogiendo una celebración solemne que reunió a cientos de fieles llegados de todos los puntos de la diócesis y que desbordó ampliamente la capacidad del templo. Todos los asientos estaban ocupados y numerosas personas siguieron la ceremonia de pie, en una muestra visible de la gran respuesta popular a este acontecimiento eclesial.

Desde primera hora de la mañana, el ambiente en la catedral fue de intensa participación. A partir de las onde de la mañana se ofreció el sacramento de la confesión, con varios sacerdotes disponibles, y se habilitó un espacio previo de reflexión y testimonios vinculados a la acción social de la Iglesia, especialmente en favor de las personas víctimas de la trata. Todo ello sirvió como preparación espiritual para el acto central del día.

A las doce del mediodía dio comienzo la celebración litúrgica con la entrada de la comitiva, encabezada por la Real Banda de Gaitas de Ourense, que acompañó la procesión solemne por el interior del templo. El acto se abrió con el canto del himno del Jubileo, “Peregrinos de la esperanza”, que marcó el tono de una ceremonia cargada de simbolismo y emoción. Durante la procesión se portó la imagen del Cristo de los Desamparados, una talla románica del siglo XII muy venerada en la catedral.

El recorrido culminó en el Pórtico del Paraíso, donde tuvo lugar la bendición del agua en la pila bautismal y el rito de renovación de las promesas del bautismo, antes de continuar con la Eucaristía solemne, presidida por Leonardo Lemos, obispo de la diócesis de Ourense y concelebrada por cerca de cincuenta sacerdotes, junto a diáconos y seminaristas.

En la homilía se subrayó el carácter excepcional del Año Jubilar, que la Iglesia celebra cada veinticinco años, y se invitó a los fieles a afrontar el inicio de 2026 con una actitud renovada de esperanza. También se puso el acento en la dimensión social del Jubileo, recordando el compromiso con los pobres, los enfermos, los presos y las personas en situación de vulnerabilidad. En ese contexto, la colecta realizada durante la misa se destinó íntegramente a proyectos de Cáritas para la atención a víctimas de la trata.

La celebración, que se prolongó hasta pasada la una y media de la tarde, puso el broche final a un Año Jubilar vivido intensamente en la diócesis de Ourense y dejó una imagen de Iglesia viva, participativa y comprometida, dispuesta a seguir caminando como auténtica peregrina de esperanza.