Jaime Noguerol, escritor y letrista musical: “Creo que éramos mucho más rebeldes y felices antes que ahora”

AFILANDO INCONFORMISMOS

Afila tu inconformismo con el ourensano Jaime Noguerol, periodista, escritor y letrista musical con un nombre propio en el panorama de la música

Jaime Noguerol, periodista, escritor y letrista musical
Jaime Noguerol, periodista, escritor y letrista musical | La Región

Jaime Noguerol (Verín, 1950) es periodista, letrista musical, poeta y escritor. Forma parte de la historia musical de este país. Trabajó con Miguel Ríos, Luz Casal, Burning o Leño. “Aquellas canciones son, sobre todo, vigentes, porque son un canto, digamos, a la rebeldía”, señala. Tanto que recientemente el grupo Vivir en el campo sacó una versión de su Coche rápido en la noche. También es un amante de la tertulia, “hay que ser Platón. No se trata de convencer al otro, si no de entenderlo. Estamos en un tiempo en que todo se quiere aquí, ahora. Creo que la gente no reflexiona, no analiza, no escucha en exceso”. Tras años en Madrid decidió volver a Verín. “Llegué muy hecho polvo. Entonces me dije, esto se acabó, porque ya nos habíamos metido en el lado oscuro. Hay un momento en que tienes que cambiar el rol. Las cosas son así y aquí estamos, en marcha”. Tanto que está inmerso en un nuevo proyecto con Micky, un disco que ya casi tiene título: Calle del Desengaño.

Periodista, letrista musical, poeta y escritor ¿Dónde es más feliz?

La vocación del periodismo siempre me ha atrapado. Desde aquellos años de la lejana Escuela Oficial de Periodismo siempre tuve esa vocación, palabra que ahora ya no existe. ¿Dónde me siento más feliz? También me siento muy feliz con los músicos. Trabajando, haciendo una buena letra. No se trata de dar un poema, tienes que ir enlazando dentro de la música el texto, lo que lleva cierto trabajo. Poeta underground también lo he sido, sí señor. Entre el 78 y el 80 me publicaron “Irrevocablemente inadaptados” y “Extraños en el escaparate”. Teníamos una banda maravillosa, de éxito en Madrid, que se llamaba Cucharada con Manolo Tena y Hilario Camacho. Ellos tocaban y en el intermedio salía yo con una estola, montando mi número y recitaba unos poemas bastante progresistas de aquella. La poesía siempre está dentro de uno. El escritor también está ahí, claro. Me falta todavía un libro, una buena novela, pero yo soy más bien escritor de textos cortos, que me gusta mucho más y me encuentro mejor.

Vivió la movida madrileña, ¿fue real o sólo un buen eslogan de marketing?

Creo que llegó a existir. En los 80, este país acababa de salir de las garras del general ferrolano. Hubo un soplo de libertad y montones de jóvenes, de barrios como Carabanchel, hacían su grupo de rock. Los chicos bien también hacían sus bandas. Hubo un momento ahí, de 8 o 10 años, de absoluta creatividad. Y en ese sentido sí hubo movida madrileña. También estuvo el lado oscuro, lógicamente: Los años terribles de la heroína que se llevaron a varias generaciones. Pero movida, podemos decir que sí que existió y que fue un tiempo creativo, un tiempo en que la gente hacía sus cosas y trataba de llevar adelante sus sueños. Entonces éramos bastante libres.

¿Más libres que los jóvenes de ahora?

La palabra es que éramos diferentes. Pero claro, estábamos empujados porque por primera vez llegaba la libertad a este país. Y esa ansia de libertad hizo que creciese todo mucho. ¿Tiempos mejores? Puedo decirte que éramos más felices en aquellos años. Había un montón de salas de rock. Recuerda la frase brutal del alcalde de Madrid, Tierno Galván, en un concierto de rock: “el que no esté colocado que se coloque”. Hay que joderse, eso no lo dice nadie. Mejores no, diferentes.

Afirma que fueron más felices, ¿también más combativos o quizás más ingenuos?

Por supuesto que éramos más combativos. Era una generación que siempre estaba en la calle. Además teníamos un enemigo común, que era el sistema. Era el general Franco. La universidad estaba muy mediatizada y se cerraba con frecuencia.La gente iba a las manifestaciones. Este es otro momento histórico, un momento cibernético, es otra cosa. Pero sí, yo creo que éramos mucho más rebeldes que ahora.

¿Cree que ahora se peca de conformismo?

Bueno, creo que esta nueva generación ha crecido demasiado mimada por los abuelos y los padres. La inmensa mayoría. Han crecido con todas las cosas. “Abuelo, dame dinero. Papá, dame dinero. Dame una moto”. Le han concedido todo. Así que una gran parte de los chicos llegan a los 20 años con pocas ansias de combatir. Muy cómodos y muy... Muy cómodos, esa es la palabra. Repito estamos en unos tiempos cibernéticos. Es otra manera de combatir, ¿no? Pero no hay esa fiebre que hubo en los 70 y los 80.

Este es otro momento histórico, es un momento cibernético. Es otra manera de combatir, ¿no?

A su generación también se le llama la generación perdida, ¿cree que fue así?

En Ourense, en los ochenta, hubo alrededor de trescientos muertos. Una generación entera. Llegó aquí la jodida heroína, no había información ninguna. Andaba por ahí Lou Reed cantando Heroin. Y la gente de los barrios se enganchó toda. Aquello fue una perdición para una generación. Fue brutal, un momento histórico muy cruel. Además se fueron los mejores, los más atrevidos.

“Los viejos rockeros nunca mueren” o “ El rock ha muerto. ¿Qué es más cierto?

Ahí tienes a los Rolling Stones. Es un tópico, pero aguantan. Los mejores conciertos de estos últimos 20 años son gente de mi generación, como Springsteen. Que el rock ha muerto lo llevan diciendo muchos años, pero como cantan Los Suaves “no puedo vivir sin el rock”. Es decir, el rock es una manera de entender la vida, una manera llena de energía, es un sonido que atrapa a una generación. Ahora hay otros sonidos, pero yo creo que persiste.

Ser de la Raia, que es algo de lo que siempre presume, ¿le ha marcado?

Bueno, la Raia ha sido total, porque imprimió y dio un punto clandestino. Ya conté alguna vez que mis abuelos tenían ahí un buen comercio, a dos kilómetros. La gente venía, salía a la madrugada con sus fardos para atravesar montañas y llegar a Portugal. Ese punto de la Raia es como un zorro, que nunca se sabe si va de un lado o del otro. Es una manera de vivir diferente. Era un lugar un poco peculiar. Había 5 bares abiertos en Verín, por la noche. El dinero corría totalmente y la villa estaba llena de tipos originales y con un mundo muy particular. Y eso te hace ver la vida de una manera distinta. Te hace tener siempre dentro de ti un cierto punto clandestino, un punto oscuro.

Empezó en La Región,se fue, volvió y sigue. ¿Qué importancia tiene la prensa local?

Como decía el clásico, enséñame tu aldea y te enseñaré a ser universal. Con 15 o 16 años, estando en Cisneros, yo mandaba unas pequeñas crónicas para el periódico. Y fíjate, me daban cuartelillo. Siempre he mantenido una conexión con este periódico. La prensa local es fundamental. Es donde están las claves cercanas de tu vida, de donde vives. Yo lo veo así. A nivel general, es otra cosa. Insisto, la prensa local es fundamental.

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