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LLAMÓ ÉL MISMO AL 112
Un menor de 8 años acudió el pasado sábado al Complexo Hospitalario de Ourense conducido por el 061 tras ser víctima de presuntos malos tratos esa misma tarde, alrededor de las 18,00 horas, al ser maniatado y encerrado en el baño de su vivienda, ubicada en el área metropolitana de Ourense. Además, iba acompañado de la Guardia Civil y sus abuelos maternos.
El menor relató al médico del 061 que su madre lo amordazó con cinta de carrocero y le colocó una bolsa en la cabeza fijada al cuello con la misma cinta. Además, según contó, fue atado de manos y encerrado en un baño a oscuras hasta que consiguió liberarse y avisar al 112, quien a su vez alertó al 061 y a la Guardia Civil. En la exploración en el CHUO, los médicos comprobaron que tenía alguna marca en el cuello y hematomas en ambas piernas, concluyendo que la exploración es compatible con los hechos alegados. También fue trasladada al hospital la madre del menor, quien, según fuentes consultadas, habría sido ingresada en Psiquiatría.
El padre pide que le den la custodia: “Parece que en la Justicia no tenemos derechos, que somos de segunda división”
El padre del menor, J.F.I.S., se enteró sobre las 23,30 horas de lo que había sucedido tras una llamada por parte de la Guardia Civil. Ante esta situación, se desplazó desde Nigrán, lugar donde vive tras separarse de la madre de su hijo, para preocuparse por la situación del mismo.
Ayer por la tarde, 48 horas después de los hechos, su voz denotaba preocupación y su cara cansancio, consecuencia de haber estado prácticamente sin dormir desde entonces. Ahora está muy pendiente de qué va a pasar con su hijo tras este suceso, aunque no tiene apenas esperanzas de que le den la custodia provisional y cree que dejarán al menor con los abuelos maternos o en un centro de menores. “Hay un padre al que la Justicia no está teniendo en cuenta, parece que los padres en la Justicia no tenemos derechos, que somos de segunda división”, asegura.
Esta no es la primera vez que el menor va al hospital. En julio de 2020, acudió a pediatría tras la ingesta accidental de un medicamento que habitualmente tomaba su madre, quien, según refirió, lo vio tomar un comprimido y se dio cuenta de que faltaban otros tres más en el blíster. El niño llegó al centro sanitario con un nivel de consciencia y constantes dentro de la normalidad.
En la exploración, los sanitarios vieron que el menor tenía alguna marca en el cuello y también hematomas en ambas piernas
J.F.I.S. explica que estuvo mucho tiempo luchando por poder ver a su hijo, ya que, según cuenta, pasó tres años, desde octubre de 2021, sin ver al menor porque la progenitora no se lo permitía. Tras varias denuncias entre medias, volvió a poder ver al niño en febrero de 2025 en un punto de encuentro con supervisión de pedagogos.
Al principio fue él el que pidió estar un tiempo sin ver a su hijo porque cada vez que iba a visitarlo le caía una denuncia, según explica, recibió cinco en una semana e incluso le llegaron a destrozar su coche. Cuando pidió retomar las visitas fue cuando la madre ya no le dejó ver al menor. Este año las retomó, viéndolo por última vez el pasado 27 de abril. “Eran normales y sin mayor problema, nos llevamos bien”, asegura.
Todo esto le ha supuesto mucho desgaste, tanto físico como mental y económico. “Son muchos años, cada proceso judicial es costoso y respecto al estado anímico cansa, al final es tu hijo”, confiesa.
La separación de su expareja no fue nada amistosa y confiesa que ha vivido un infierno desde que él decidió tomar un camino diferente al de ella. El padre cuenta que, cuando se separó, la madre le avisó de que como se divorciase le iba a hacer la vida imposible. Desde la ruptura, en 2020, hubo, señala, denuncias mutuas entre ambos. “He sido absuelto en todos los procedimientos”, afirma.
J.F.I.S indica que se temía que un hecho así podía suceder y, de hecho, apunta que la madre está a tratamiento psiquiátrico y ya ha tenido recaídas, por lo que él lleva tiempo avisando de los riesgos que conlleva que viva con el menor. Siente que es un padre al que están dejando de lado y pide que le den la custodia de su hijo. “Antes que los abuelos está papá y se trata a papá peor que a un perro, no me han dejado ver a mi hijo durante dos años y parece que no pasa nada”, manifiesta.
“Soy un padre preocupado por su hijo, si llego a tener que reconocer el cadáver de mi hijo en una mesa del Imelga, ¿a quién le pido responsabilidades? Me veo muy impotente”, señala.
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