Iria Padrón, psicóloga en Ourense: “Nuestra gestión emocional tiene un impacto directo en la salud física”

VIDA OURENSANA

Iria Padrón, psicóloga, explica cómo la gestión emocional y la flexibilidad cognitiva son claves para mantener el bienestar físico y mental en la vida cotidiana.

Publicado: 30 ago 2025 - 02:00 Actualizado: 30 ago 2025 - 10:43

Iria Padrón, en su consulta de Psicología.
Iria Padrón, en su consulta de Psicología.

La gestión emocional es clave para mantener un equilibrio y un bienestar físico y mental a lo largo del tiempo. Iria Padrón, psicóloga, apuesta por la importancia, entre otros factores, de desarrollar la flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de adaptar la forma de pensar y actuar según las circunstancias.

Perfil:

  • Iria Padrón López
  • Psicóloga General Sanitaria
  • Master Psicología General Sanitaria (USC)
  • Grado en Psicología (USC)
  • Formación en atención de casos con trastorno del neurodesarrollo
  • Aproximación a diferentes enfoques terapéuticos: cognitivo-conductual, sistémico, tercera generación, etc.
  • Consultora externa en Clínica Casiano

Pregunta. ¿Qué aporta la psicología tanto al bienestar físico como emocional?

Respuesta.Entendimiento. La psicología nos ayuda a comprender cómo funciona el ser humano…cómo pensamos, cómo sentimos y cómo nos comportamos. A partir de ahí, nos brinda herramientas para una mejor gestión emocional, y esa gestión tiene impacto directo en la salud física. Por ejemplo, es muy común que altos niveles de ansiedad o estrés generen alteraciones del sueño, problemas digestivos o diferentes dolores. Por tanto, trabajar en el bienestar psicológico también mejora la calidad de vida a nivel físico, fortalece hábitos saludables y favorece mayor resiliencia ante las dificultades.

P.¿Cuáles son las preocupaciones más comunes entre los jóvenes ourensanos? ¿Y entre los mayores?

R. Entre los jóvenes, algunas de las preocupaciones más habituales están vinculadas con lo social y relacional: dificultades en relaciones de pareja o amistad, conflictos familiares o miedo a no encajar. Pero considero que hay dos cuestiones especialmente relevantes. En primer lugar, la comparación constante con los demás. Con el impacto actual de las redes sociales, este fenómeno se ha intensificado. Las vidas aparentemente “perfectas” que se muestran en internet conducen a muchos jóvenes a idealizar la vida de otros, lo que puede distorsionar la forma en que se valoran a sí mismos o cómo perciben su entorno, generando elevado malestar, frustración y problemas de autoestima o conducta. En segundo lugar, y muy ligado a lo anterior, aparecen las inquietudes de carácter existencialista y miedos ligados al futuro: incertidumbre laboral, dificultades para acceder a la vivienda, presión académica, y, en general, el temor a no alcanzar el nivel de vida que esperan o sienten que se les exige. En cuanto a los mayores, aunque acuden menos a consulta, algunas preocupaciones frecuentes se relacionan con el afrontamiento de problemas de salud física típicos de la edad: enfermedades crónicas, dolencias articulares…y las limitaciones físicas o la pérdida de autonomía que generan. También el haber pasado por situaciones de gran impacto vital como un ictus o un cáncer, por ejemplo, puede dejar secuelas emocionales y/o físicas y genera un miedo constante a que esa enfermedad reaparezca.

Entre los jóvenes, algunas de las preocupaciones más habituales están vinculadas con lo social y relacional

P.¿Cuáles son los condicionantes y elementos estresores a los que se enfrenta la sociedad actual?

R.Las redes sociales funcionan como estresor social vinculado a la presión y comparación social, como explicaba antes. Pero no solo eso, sino también su inmediatez y disponibilidad constituyen un estresor. Al estar acostumbrados a estímulos continuos y respuestas rápidas, las personas parecen tener menos paciencia y baja tolerancia a la espera, sensación de urgencia, además de la creciente dificultad para estar a solas o tolerar el aburrimiento, ya que nuestro cerebro no está acostumbrado a gestionar la ausencia de estímulos externos constantes. Por otra parte, existen problemáticas de corte político/económico/cultural que también juegan un papel relevante, ya sea, como mencionaba por ejemplo, las dificultades para independizarse, la desconfianza institucional, los problemas de desigualdad, pandemias o conflictos internacionales que generan preocupación por el futuro, etc.

P.¿Cómo afecta la ayuda psicológica a recuperarse físicamente a un paciente?

R.Recibir ayuda psicológica durante un proceso de enfermedad aporta múltiples beneficios. Entre ellos, permite reducir complicaciones asociadas a la afectividad negativa, es decir, a emociones o estados afectivos desagradables (tristeza, irritabilidad, frustración, culpa…). Estas emociones, si no se manejan, pueden dificultar la recuperación, generar estrés crónico y afectar a la motivación para seguir un tratamiento determinado. Además, técnicas como la relajación, el mindfulness, o la terapia de aceptación y compromiso son eficaces para regular el dolor o mejorar la calidad de vida. Por todo ello, la ayuda psicológica se convierte en un apoyo fundamental para potenciar la recuperación física de un paciente y prevenir posibles complicaciones emocionales.

P. ¿Cómo debe desarrollarse en una persona la gestión de sus emociones?

R.La clave de la gestión emocional implicaría tres cosas fundamentales: comprensión, aceptación (que no resignación) y conducta adaptativa. Es decir, primero es necesario entender qué sentimos, por qué y qué función desempeña cada emoción. Por otro lado, aceptar que existen emociones agradables y desagradables, que el dolor y el malestar forma parte inherente de la vida; luchar contra ellos o intentar evitarlos resulta poco útil. Por último, la conducta adaptativa consiste en utilizar nuestras emociones de manera consciente y constructiva, sin dejarnos llevar por ellas, y actuar de forma que favorezca nuestro bienestar y objetivos.

P.¿Qué consejos daría para que una persona pueda llevar un día a día más estable?

R.Un primer consejo fundamental para mantener dicha estabilidad es aceptar las emociones tal y como vienen sin intentar luchar contra ellas o evitarlas. Otro aspecto clave es desarrollar flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de adaptar nuestra forma de pensar y actuar según las circunstancias, evaluar distintas opciones y no quedarnos atrapados en patrones rígidos de pensamiento. Por ejemplo, ante un contratiempo que genera estrés, en lugar de frustrarse, podemos reconocer esa emoción y buscar una manera práctica de afrontarlo. Todo esto funciona mejor si se combina con hábitos saludables como mantener rutinas, descansar bien y dedicar tiempo a actividades que nos reconforten (deporte, ocio, autocuidado…), lo que favorece la estabilidad emocional y fortalece la salud mental.

Contenido patrocinado

stats