La obesidad infantil supera a la desnutrición en el mundo

ESTUDIO DE UNICEF

El documento la vincula con la expansión de los alimentos ultraprocesados frente a hábitos saludables

Una niña coge chucherías al alcance de su mano en un supermercado.
Una niña coge chucherías al alcance de su mano en un supermercado.

Un informe de Unicef alerta de que la obesidad en niños y adolescentes ya ha superado al bajo peso en casi todo el mundo y se convierte en la forma más común de malnutrición, salvo en África subsahariana y Asia meridional. Entre 2000 y 2024, el bajo peso en la población de 5 a 19 años descendió del 13% al 9,2%, mientras que la obesidad se triplicó, del 3% al 9,4%, afectando a 188 millones de menores y 391 millones con sobrepeso.

Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, señaló: “Cuando hablamos de malnutrición, ya no nos referimos solamente a los niños y niñas con bajo peso. La obesidad es un problema cada vez más alarmante que puede tener consecuencias negativas para la salud y al desarrollo de la infancia”. El informe advierte que este aumento incrementa el riesgo de resistencia a la insulina, hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cáncer.

El documento vincula esta situación con la expansión de los alimentos ultraprocesados, que desplazan hábitos tradicionales de consumo de fruta, verdura y proteínas. Estos productos están muy presentes en colegios y tiendas, generando entornos poco saludables, y la publicidad digital permite a la industria llegar fácilmente al público infantil y juvenil.

Según una encuesta realizada en 2024 con 64.000 jóvenes de 13 a 24 años, tres de cada cuatro habían visto anuncios de comida rápida o bebidas azucaradas en la última semana, y un 60% reconoció que esos anuncios aumentaron su deseo de consumir los productos. Unicef subraya que la dieta de los niños y adolescentes no depende solo de decisiones individuales, sino del entorno.

El informe destaca que los países insulares del Pacífico presentan los mayores índices de obesidad infantil: Niue (38%), Islas Cook (37%) y Nauru (33%). Otros países de ingresos altos, como Chile (27%), Estados Unidos (21%) y Emiratos Árabes Unidos (21%), también registran niveles elevados.

Países de ingresos bajos

En los países de ingresos bajos y medios, la prevalencia del sobrepeso y la obesidad está aumentando, aunque la desnutrición y el retraso del crecimiento siguen siendo un grave problema. Russell advierte: “Todos los niños y niñas deben tener acceso a una alimentación nutritiva y asequible”. Unicef señala que, de no actuar, los países podrían enfrentar repercusiones sanitarias y económicas que superarían los cuatro billones de dólares.

El informe concluye que se requieren medidas urgentes, como la regulación de la publicidad a menores, campañas educativas que promuevan una alimentación equilibrada, acceso a alimentos nutritivos y entornos escolares saludables, junto a políticas que apoyen a las familias más vulnerables.

España y México son “ejemplo sostenible y positivo” de lucha

El informe de Unicef pone como “ejemplo positivo” a España por el Real Decreto de Comedores Escolares Saludables y Sostenibles, que garantiza menús equilibrados en colegios con servicio de comedor. La medida incluye fruta y verdura diaria, pescado varias veces por semana, opciones vegetarianas, acceso gratuito a agua y prohíbe vender alimentos y bebidas con exceso de azúcar, sal o grasas poco saludables.

También destaca a México, donde la obesidad infantil es elevada y las bebidas azucaradas y ultraprocesados representan el 40% de las calorías diarias. El Gobierno mexicano prohibió la venta de estos productos en escuelas públicas, mejorando la alimentación de más de 34 millones de niños.

Unicef insta a gobiernos y sociedad civil a implementar políticas integrales obligatorias que mejoren los entornos alimentarios de la infancia, incluyendo etiquetado, restricciones a la comercialización de ciertos productos, impuestos y subvenciones. Además, recomienda promover cambios sociales y de comportamiento en familias y comunidades, reforzar programas de protección social y garantizar el acceso a alimentación nutritiva.

Estas medidas deben acompañarse de la prohibición del suministro y la publicidad de alimentos ultraprocesados en escuelas, así como de un blindaje normativo para evitar la injerencia de la industria alimentaria.

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