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VICTORIA IMPORTANTE
El COB se ganó a su afición en una hora. A los que más dudaban antes de empezar la liga, a los que confiaban con la boca pequeña tras la victoria en el Pazo y a los más exigentes con un baloncesto de pizarra. Sin fuegos artificiales, le promete el Pazo un equipo implicado al máximo, trabajado al detalle y con recursos para competir a cualquiera. Convenció y disparó su crédito con un partido soberbio durante tres cuartos impecables en Zamora. Sufrió después y enseñó errores y limitaciones a trabajar o equilibrar, pero décimas sueltas de una nota de sobresaliente indiscutible. Empequeñeció al Palmer y lo hizo también con un rival que llegaba crecido, invicto y aspirante al liderato de la liga con argumentos fiables por juego y por jugadores. Además, en una cancha de las que obligan a ganar varias veces para llevarse la victoria. Y el COB lo hizo una y otra vez. Por aplastamiento hasta el minuto 30 y con solvencia después.
Dominó el partido desde el inicio. Como el buen alumno, desmostó haber trabajado bien la lección y saber dónde tocar para hacer daño. En defensa obligó a Ty Roberts a ir siempre al máximo para alternar aciertos y errores y minimizó totalmente a Colby Rogers. Y en ataque jugando con criterio cada posesión y sin depender de nadie.
Rafa Lisboa demostró que su mejor versión es tan buena como la del americano más cotizado de la liga en su posición. Fue siempre un paso por encima del partido y acabó con 23 puntos. Los demás, todos de notable. En la zona empezó mejor Kingsley Okanu y en los momentos decisivos Romaro Gill clavó dos tapones y una canasta importantes y Martín Iglesias fue decisivo encadenando aciertos tan meritorios por el esfuerzo como relevantes por la calidad. El COB ganó por méritos colecticos, pero el pívot vigués los hizo buenos cuando el balón quemaba de verdad.
En el perímetro, que en este equipo es todo lo demás, el COB fue pasándose el relevo para tener siempre puntos y referencias. En la primera mitad Gabe Kalscheur, Carlos Jürgens y Sean McDonnell tiraron de galones para aportar 19 puntos y sumarse a Lisboa en un equipo que anotaba 49 y tenía ya al Zamora haciendo la goma. En la segunda, Sergi Huguet y Kentwan Smith anotaron triples importantes e Isaac Vázquez y Martín Fernández nunca se escondieron.
Por momentos, el COB fue un rodillo. Llegó a ganar por 22 puntos de diferencia (50-72) y dando la sensación de tener el dominio absoluto de un partido que se jugaba al ritmo y a lo que quería.
El Zamora evitó el descabelló tirando de talento y siempre con el rebote ofensivo como argumento para compensar (algo) la diferencia en el juego (mucha). 59-76 al final del tercer cuarto.
Todavía tuvo que sufrir el COB para dar más mérito a los conseguido y euforia a los que lo arroparon. Dobló el número de pérdidas en los primeros minutos y el Zamora creyó en la remontada porque el reloj y el marcador se lo permitían, pero siempre encontró respuesta. McDonnell apagó el primer fuego con tres tiros libres de veterano y cinco minutos por jugar (73-83).
El segundo le tocó a Gill con dos taponazos y rescatando un balón en la zona y Jürgens con una penetración marca de la casa (77-87). Quedaban dos minutos y medio y 30 segundos después la renta se quedó en la mitad (82-87). Ahí fue cuando Martín Iglesias se convirtió en decisivo con dos canastas de mucho mérito en la zona y dos tiros libres. La firma a un partido de autor, Moncho López.
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