Vamos a la playa

Escuchaba hoy en la tele una noticia sobre normas a tomar en las playas para este verano. Debo reconocer que no me he enterado muy bien porque, una vez más, estaba fregando los cacharros. Sí, lo sé, soy un hombre de su casa, aunque también admito que me vendo muy bien. Volviendo a la noticia, hablaban de una playa en particular, que podía llegar a tener 20.000 personas en hora punta (por cierto, también hice la comida, tortilla de patata excelente, por si les interesa). A mí me pareció una barbaridad de gente, pero creo que no eran datos del CIS…

El periodista, micrófono en mano y sin mascarilla, exponía la posible normativa. Mientras iba hablando, un cámara grababa una especie de simulacro de las pautas a seguir. Explicaban cómo pretendían preparar unas cuadrículas de un tamaño para cuatro personas y otras un poco más grande para seis. Además, hablaban de que, a través de una aplicación, habría que hacer reserva de hora y parcela.

No pude enterarme de más porque la sartén grande se me estaba revelando y le tuve que aplicar un poquito más de Fairy (lo de una sola gota del milagro antigrasa será si vives en Villarriba).

Mientras seguía con mi tarea diaria, mi cabeza iba por otro lado. A la información mezclada con ruidos de cubiertos, le sumas la capacidad imaginativa del que friega y salen cosas como esta:

3 de agosto de 2020, a las 8:13 de la mañana

• Muy buenos días, quería reservar hora para ir a la playa

• Nos queda libre de 21:00 a 23:00, después la tengo ocupada por un macrobotellón y una manifestación en contra de las sandalias con calcetines

• Vaya, ¿y para mañana?

• Para mañana tengo libre de 17:15 a 19:45.

• Perfecto, pues me reserva a nombre de Gonzalo.

• ¿Prefiere una parcela de 4 o de 6 personas?

• Mejor la de 6 porque somos 7 y así estamos más cómodos.

• No señor, el máximo son 6 personas, no puede usted meter a 7.

• Hombre, algo se podrá hacer, no creo que sean un problema.

• No señor, la ley es la ley.

• Mire, soy el entrenador del COB.