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Los ayuntamientos, las situaciones críticas y la tecnología

Un famoso y prestigioso alcalde gallego dijo delante de mí que las administraciones locales son los organismos de la administración pública más cercanos a los ciudadanos y que, por tanto, deberían disponer de mayores recursos para satisfacer con sus servicios a la población

En materia tecnológica, pese a las múltiples propuestas y declaraciones de intenciones, al sector público local aún le queda un largo trecho por recorrer para poder exprimir todas las bondades que brindan las nuevas tecnologías. Sin ir mucho más lejos, me gustaría poner un ejemplo sobre el equipamiento tecnológico de algunos ayuntamientos.

Es de sentido común pensar que uno de los parámetros en los que se mide el desarrollo de un país es su plan de actuación ante situaciones críticas, que por suerte no son habituales. Hablo de inclemencias meteorológicas graves, ataques terroristas o incendios, por ejemplo.


FUNCIONAR BAJO CUALQUIER CIRCUSNTANCIA


Hay numerosas medidas que se pueden tomar para hacer frente a este tipo de sucesos. Por una parte, existen las denominadas estrategias activas, ideadas para prevenir y detectar lo antes posible la situación crítica. Y por otra, existen las estrategias reactivas, es decir, la serie de medidas encadenadas que se toman a posteriori de haberse producido el evento.

Todos los sistemas tecnológicos destinados tanto a la prevención como al desarrollo de los operativos han de cumplir un objetivo esencial: funcionar bajo cualquier circunstancia, es decir, funcionar cuando todos los demás sistemas habituales dejan de hacerlo.

Fijémonos, por ejemplo, en la importancia que tienen las comunicaciones de los miembros de la Policía Local a la hora de coordinarse entre ellos, con Protección Civil, con los bomberos, etc. Es sorprendente que existan ayuntamientos en nuestra tierra y en otras partes de España donde dichas comunicaciones se realizan a través de la habitual y cotidiana telefonía móvil.

Sin embargo, en caso de una situación crítica, los sistemas públicos de comunicación no son suficientes. La telefonía móvil tiene una arquitectura basada en la premisa de que nunca vayan a acceder al sistema todos o una mayoría de los abonados al mismo tiempo, y así se dimensiona. Utilizando un ejemplo que todos hemos vivido: ¿qué pasa el día de Fin de Año a medianoche? Pues que el sistema telefónico, tanto el fijo como el celular, no nos da acceso y no nos permite comunicarnos, dado que cientos de miles de usuarios intentan llamar a sus seres queridos en una fecha tan señalada. Esto también ocurre cuando en una ciudad o en un pueblo se celebra un acto multitudinario, como un concierto de algún famoso artista, las fiestas patronales o una manifestación. Es decir, en cualquier situación de aglomeración de personas.


ASUMIR LA DEMANDA SIN SATURACIONES


En caso de que se produzca una situación crítica, ocurrirá exactamente lo mismo. Imaginémonos un terremoto en una zona de España, ¿qué harían los familiares de las personas que estuviesen en esa teórica zona cero? Seguramente llamar o enviar mensajes a sus seres queridos.

Las diversas entidades públicas, especialmente las relacionadas con las emergencias y la seguridad ciudadana, deberían estar dotadas de sistemas preparados para asumir la demanda de sus efectivos sin saturaciones; por ello nunca deberían basar sus comunicaciones en un sistema de acceso público como la telefonía móvil.

El norte de la provincia de Lugo hace unos años estuvo sin cobertura de comunicaciones durante más de quince días. Los incendios del norte de Portugal el año pasado también pusieron de manifiesto las deficiencias en materia de comunicaciones.

¿Están nuestras administraciones locales dotadas de sistemas que permitan gestionar con éxito las situaciones críticas? Como dijo el gran Murphy en su ley: “Si algo puede fallar, va a fallar”. Yo voy más allá y considero que cuando varias cosas pueden fallar, siempre lo hará la que cause un mayor perjuicio. Tomemos nota y preparémonos para lo inevitable.

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