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Los diez mandamientos del emprendedor

Two stone tablets representing the ten commandments standing in brown desert sand infront of a blue sky
photo_camera Dos tablas representando los mandamientos situadas en el desierto enfrente del cielo azul.

Yo hoy no quiero enfurecerme; tan solo pretendo compartir con todos los emprendedor@s de futuro nuestros 10 mandamientos al emprender.

Cuenta la historia que cuando Moisés bajó del Monte Sinaí con las dos tablas en las que estaban escritos los mandamientos, al ver cómo su pueblo estaba adorando a un becerro de oro, se enfureció y rompió las dos tablas. Al tiempo, pidió al Señor que perdonara la desobediencia de su pueblo y entonces, en otras dos lajas de piedra, volvió a escribir el decálogo de los católicos.
Yo hoy no quiero enfurecerme; tan solo pretendo compartir con todos los emprendedor@s de futuro nuestros 10 mandamientos al emprender.


Amarás al cliente sobre todas las cosas. Que nunca se te olvide este primer mandamiento porque ese día tu empresa dejará de funcionar. El que da sentido a nuestra vida laboral es el cliente y, por eso, todas y cada una de nuestras iniciativas tienen que ir dirigidas a su máxima satisfacción.


No tomarás el nombre del cliente en vano. ¿Sabes que cuesta, en tiempo y en dinero, 7 veces más conseguir un nuevo cliente que mantener al que ya tenemos? ¿Sabes que cada cliente insatisfecho con nuestros servicios y productos se lo cuenta de media a otras 20 ó 25 personas? Con estos dos datos que te acabo de decir, ¿aún te vas a permitir eso de decir “este cliente, con la guerra que nos da, ya me gustaría que se fuera a la competencia”?


Santificarás las fiestas. Eso sí, no caigas en un error demasiado frecuente que observo en emprendedor@s, tanto nuevos como con experiencia, que consiste en no descansar y en dedicar el 100% de tu tiempo a tu trabajo. Aparte de tu negocio, tu vida se compone de otros factores, como son tu pareja, tu familia, tu ocio, tu crecimiento personal, tu salud. No descuides el resto de tu vida. Y, aparte, recuerda que los mejores momentos de creatividad laboral los tenemos después de haber parado mente y cuerpo.


Honrarás a tu padre y a tu madre. Recuerda siempre de dónde vienes, tanto si es un negocio heredado o no. No caigas en actitudes de soberbia, ni de ingratitud ni de autosuficiencia. La suma de tus pasados configura tu presente actual, así que nunca renuncies a tus orígenes, porque ellos te harán coger el impulso necesario hacia tu futuro.


No matarás. No mates nunca esa inocencia y esa ilusión que un día te empujó a abrir una empresa. No mates nunca esos sueños que te dieron las fuerzas para levantarte después de un mal día. No lo hagas, amigo y amiga, porque ese día habrá perdido la esperanza de futuro y ese día tu negocio se empezará a hundir.


No cometerás actos impuros. Hay una frase de Nil Bohigas que me impactó el día que la leí: “cuando uno está ascendiendo en la montaña, no existen atajos”. Pues si lo aplicamos al mundo de la emprendeduría, recuerda que el éxito empresarial viene siempre acompañado de esfuerzo, sentido común y honestidad. Fuera de esto, puede que tengas éxitos, pero serán tan efímeros….
No robarás. No robes dinero, no robes clientes, no robes patentes, no robes ideas. Trabaja, aprende, fórmate, recíclate, pregunta, pide ayuda, apóyate en tu entorno, pero nunca robes.
No dirás falso testimonio ni mentiras. Nadie quiere comprar ni vender ni hacer negocios con personas que son mentirosas. No hagas nunca algo que te lleve a tener esa etiqueta. En los negocios, como en la vida general, recuerda esta máxima que dice “no digas todas las verdades, pero todo lo que digas sea verdad”.


No consentirás pensamientos ni deseos impuros. Y déjame que te diga que cuando uno está emprendiendo y las cosas no van todo lo bien que nos gustaría, es fácil caer en pensamientos sobre conductas y comportamientos no del todo éticos. Pues bien, desecha esos pensamientos y recuerda que siempre puedes hacer las cosas distintas a como las has hecho hasta el momento y solo así conseguirás resultados distintos.


No codiciarás bienes ajenos. Y para finalizar estos mandamientos, respeta a la competencia, aprende de ella, valora a tu competencia directa. Y, sobre todo, no le desees ningún mal, porque para que a ti te vayan bien las cosas no les tiene que ir mal a los demás. Busca sinergias, busca alianzas, busca acuerdos. Y si esto no surge, recuerda que la competencia siempre estimula para seguir avanzando.


¿Estáis dispuest@s a cumplir la penitencia de ser infiel a estos mandamientos?

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