El Parlamento de Galicia ha aprobado hoy, con los votos del PP y la oposición del resto de grupos, la reforma de la ley de horarios comerciales, que supone una adaptación a la normativa estatal y que la oposición considera perjudica al pequeño comercio y solo beneficia a las grandes áreas.
La reforma fue aprobada por el trámite de lectura única, lo que también mereció el reproche de la oposición, cuyos representantes consideraron que se ha hurtado un debate en profundidad sobre este asunto en un momento de crisis del pequeño comercio.
La nueva ley ampliará la libertad de horarios a las tiendas de hasta 300 metros cuadrados, cuando ahora sólo la tenían las de hasta 150, y también autoriza abrir 10 festivos al año a las de mayor tamaño, frente a los 8 actuales, y aumentar 8 horas más de apertura.
Se trata de una adaptación de la ley gallega de horarios comerciales a la estatal, en la que también se estipula que los comercios de más de 300 metros cuadrados tendrán un límite de apertura de 90 horas semanales, cuando hasta ahora eran 72.
Como novedades de la norma figuran que la libertad horaria de que disfrutaba el pequeño comercio será ampliada, ya que se aumenta esta consideración de los 150 metros cuadrados a los 300.
Para el resto de establecimientos comerciales de más de 300 metros, la norma situará el número de festivos en que se puede abrir en la 'banda mínima' que señala la legislación nacional, de entre 10 y 16 al año.
Así, los establecimientos radicados en Galicia de mayor tamaño podrán abrir 10 festivos al año, cuando hasta ahora podían hacerlo 8. Igualmente, se suprime el requisito de que durante estos días el horario máximo de apertura sea de doce horas.
La norma cambia las cuantías de las sanciones, de forma que las faltas leves, las que más se cometen, disminuyen su multa hasta 1.500 euros, cuando antes eran de hasta 60.000 euros.
Mientras, las muy graves, que en opinión de la Xunta son las que más pueden cometer las grandes superficies, se incrementan hasta un millón de euros.
El conselleiro de Economía e Industria, Francisco Conde, señaló que se trata de una ley 'de consenso', puesto que fue consultada con el sector, y se hacía necesaria para adaptar la legislación gallega a la estatal y fomenta el equilibrio entre el pequeño comercio y las grandes superficies.
El conselleiro subrayó también que el comercio de Galicia presenta mejores indicadores que la media nacional, tanto en la caída de empleo como en la reducción del volumen de negocio.
Además, Conde apuntó que la norma hace el 'mayor esfuerzo posible' hacia el pequeño comercio gallego.
Sin embargo, toda la oposición coincidió en que esta reforma supone, en palabras del socialista Manuel Gallego, 'una claudicación' ante las grandes superficies comerciales y finalmente, dijo, va a ser 'un proyecto del PP, no de toda la sociedad gallega'.
El diputado socialista acusó a los populares de 'pasar el rodillo' sobre el consenso parlamentario, mientras coincidió con otros portavoces de la oposición en señalar que la reforma irá contra los derechos de los trabajadores, que a su juicio van a trabajar más horas.
Antón Sánchez, de Alternativa Galega de Esquerda, calificó de 'falta de respeto' la tramitación urgente de este proyecto y consideró 'surrealista, rozando el patetismo' el debate sobre el consenso de la ley porque, dijo, nadie la ha pedido modificar.
Además, consideró que la norma ha sido impuesta 'por los hombres de negro' y recordó que la patronal de las grandes superficies pretende que los trabajadores dejen de percibir los domingos que trabajan.
Montse Prado, del BNG, consideró que la norma se limita a 'obedecer a quien manda', supone un 'expolio competencial' de las atribuciones que la Xunta tiene en la materia e insistió en que el problema del comercio no es la necesidad de más horas 'para comprar', sino el desempleo y la situación de crisis que merma la capacidad adquisitiva de los ciudadanos.
Por su parte, la popular Cristina Romero negó que la norma beneficie a las grandes superficies, e insistió en que quien sí lo hacía era el gobierno de coalición entre socialistas y nacionalistas, puesto que en su periodo se aprobaron más proyectos de este tipo que en dos legislaturas del PP.
La nueva ley ampliará la libertad de horarios a las tiendas de hasta 300 metros cuadrados, cuando ahora sólo la tenían las de hasta 150, y también autoriza abrir 10 festivos al año a las de mayor tamaño, frente a los 8 actuales, y aumentar 8 horas más de apertura.
Se trata de una adaptación de la ley gallega de horarios comerciales a la estatal, en la que también se estipula que los comercios de más de 300 metros cuadrados tendrán un límite de apertura de 90 horas semanales, cuando hasta ahora eran 72.
Como novedades de la norma figuran que la libertad horaria de que disfrutaba el pequeño comercio será ampliada, ya que se aumenta esta consideración de los 150 metros cuadrados a los 300.
Para el resto de establecimientos comerciales de más de 300 metros, la norma situará el número de festivos en que se puede abrir en la 'banda mínima' que señala la legislación nacional, de entre 10 y 16 al año.
Así, los establecimientos radicados en Galicia de mayor tamaño podrán abrir 10 festivos al año, cuando hasta ahora podían hacerlo 8. Igualmente, se suprime el requisito de que durante estos días el horario máximo de apertura sea de doce horas.
La norma cambia las cuantías de las sanciones, de forma que las faltas leves, las que más se cometen, disminuyen su multa hasta 1.500 euros, cuando antes eran de hasta 60.000 euros.
Mientras, las muy graves, que en opinión de la Xunta son las que más pueden cometer las grandes superficies, se incrementan hasta un millón de euros.
El conselleiro de Economía e Industria, Francisco Conde, señaló que se trata de una ley 'de consenso', puesto que fue consultada con el sector, y se hacía necesaria para adaptar la legislación gallega a la estatal y fomenta el equilibrio entre el pequeño comercio y las grandes superficies.
El conselleiro subrayó también que el comercio de Galicia presenta mejores indicadores que la media nacional, tanto en la caída de empleo como en la reducción del volumen de negocio.
Además, Conde apuntó que la norma hace el 'mayor esfuerzo posible' hacia el pequeño comercio gallego.
Sin embargo, toda la oposición coincidió en que esta reforma supone, en palabras del socialista Manuel Gallego, 'una claudicación' ante las grandes superficies comerciales y finalmente, dijo, va a ser 'un proyecto del PP, no de toda la sociedad gallega'.
El diputado socialista acusó a los populares de 'pasar el rodillo' sobre el consenso parlamentario, mientras coincidió con otros portavoces de la oposición en señalar que la reforma irá contra los derechos de los trabajadores, que a su juicio van a trabajar más horas.
Antón Sánchez, de Alternativa Galega de Esquerda, calificó de 'falta de respeto' la tramitación urgente de este proyecto y consideró 'surrealista, rozando el patetismo' el debate sobre el consenso de la ley porque, dijo, nadie la ha pedido modificar.
Además, consideró que la norma ha sido impuesta 'por los hombres de negro' y recordó que la patronal de las grandes superficies pretende que los trabajadores dejen de percibir los domingos que trabajan.
Montse Prado, del BNG, consideró que la norma se limita a 'obedecer a quien manda', supone un 'expolio competencial' de las atribuciones que la Xunta tiene en la materia e insistió en que el problema del comercio no es la necesidad de más horas 'para comprar', sino el desempleo y la situación de crisis que merma la capacidad adquisitiva de los ciudadanos.
Por su parte, la popular Cristina Romero negó que la norma beneficie a las grandes superficies, e insistió en que quien sí lo hacía era el gobierno de coalición entre socialistas y nacionalistas, puesto que en su periodo se aprobaron más proyectos de este tipo que en dos legislaturas del PP.
