REPORTAJE

Los bomberos perdieron un 24% de personal en 10 años


photo_camera Dos bomberos del parque público de Ourense se enfundan los trajes antes de una salida.

Alertan de que el parque no está preparado para atender dos emergencias simultáneas 

En el año 2006 había 71 bomberos en el parque público de la ciudad de Ourense; hoy son 54: un 24% menos. Las oposiciones no se convocan desde 2011. Ese año entraron en el cuerpo nueve bomberos. "Fagan as contas", reta un cargo sindical de los que siguen llamando a la puerta del Concello de Ourense -la dimisión de Francisco González retrasó la reunión prevista para finales de julio- para pedir que les escuchen, "nunha cidade de 107.000 habitantes temos que atender de todo, e por riba lumes e emerxencias en poboacións da contorna que están sen servizo de bombeiros, e apoiar aos forestais nos lumes...". Hay un bombero para cada 1.981 ourensanos. Parecen pocos. "E somos poucos", dice Alberto Mosconi, representante de UGT. "Empezamos coas xubilacións, e logo coa famosa taxa de reposición, aquí non se cubriu nen o dez por cento, non somos acaso un servizo esencial para a seguridade cidadá, como a policía ou os sanitarios?".

En la torreta de guardia sobre el Miño y en el frontis del garaje cuelgan sendas pancartas. "En loita", reza una de ellas. Pero no es una lucha contra la adversidad de un accidente o el riesgo de muchos rescates. Están peleando por su seguridad, sus vidas, de las que en un mal momento puede depender la de cualquiera.

En el parque, entre los camiones, dos de sus compañeros, en una mañana relajada -"hemos revisado los vehículos y ahora a esperar, a ver cómo viene el día"- explican que la falta de personal conlleva que la cobertura de las guardias se ajuste al mínimo "recomendado". El mínimo son 11 bomberos en el parque: dos parejas ("dos dentro y dos fuera"), conductor y mando para responder a una intervención, y alguien al teléfono en la centralita. Lo justo si no hay otra alarma. En el caso de dos intervenciones simultáneas, una se hace siempre en "precario", con menos medios de los precisos, dicen los bomberos.

La semana pasada acudieron tres días al incendio de Palmés. A defender viviendas y como apoyo a las brigadas. El martes, en las horas más graves del fuego, fueron con todo lo que tenían. Ese día no hubo otras incidencias en la ciudad.

Los bomberos trabajan un día entero (24 horas) y descansan tres. En verano, con las vacaciones y si hay bajas médicas, se complica la cosa. "Ata fai pouco dobrabamos; é dicir, dous días de traballo en xornadas alternas cun día de descanso polo medio. Pero plantamos. Era unha solución provisional, parte da negociación ata que chegara máis xente", cuenta Moscovi. La solución del Concello: partir el período de vacaciones. La irritación aumentó.

El problema de la falta de personal no es exclusivo de Ourense. Pasa en todos los parques de las ciudades gallegas. Todos de titularidad pública. En Santiago, la plantilla bajó de 75 a 52 efectivos en los últimos diez años.

También el problema del envejecimiento es común. Los más jóvenes en los parques andan ya por los 35 años. Son los últimos, los más jóvenes de una plantilla escasa, avejentada y cabreada: les están pisando la manguera.

Te puede interesar