La jueza inspeccionará el río donde murió Nerea Añel

El inculpado, a la izquierda, en la anterior reconstrucción.
photo_camera El inculpado, a la izquierda, en la anterior reconstrucción. (POLICÍA NACIONAL)
La nueva reconstrucción tratará de indagar cómo falleció la joven

La muerte de Nerea Añel (26 años) en enero de 2020 sigue con un investigado en prisión, Julio González Sierra, “Julito”,  aunque no por el presunto homicidio de la joven sino por causas anteriores.

El delito que podría sentar de nuevo en el banquillo de los acusados a la pareja de la víctima no está claro.  La Audiencia debe resolver si el caso es susceptible de ser enjuiciado por un tribunal popular  (un procedimiento reservado por los homicidios o asesinatos, entre otros delitos), tal como considera la jueza de instrucción, o bien se trata de un homicidio imprudente (no había intención de matar) o incluso una caída accidental en la que el inculpado no tuvo nada que ver porque no estaba allí, tal como él sostiene. El fiscal aún no lo tiene claro y recurrió que sea un jurado el que se pronuncie sobre la autoría.

Paralelamente, la jueza aceptó la petición de la acusación particular y autorizó una nueva reconstrucción de los últimos momentos que la pareja compartió. Ya hubo una en junio de este año, cuando se le imputó formalmente el homicidio doloso de la joven, que él niega.

La comitiva judicial regresará a las inmediaciones del Motel Cancún para, en esta ocasión, bajar al regato Barbadás, en donde  aparecieron los restos óseos de la víctima el 13 de septiembre de 2020. Cuando fueron hallados, no había agua, pero cuando dentro de unas semanas acudan al lugar el escenario será similar al de enero de 2020. El imputado admite que estuvo con Nerea Añel en el motel el 15 de enero pero que a la salida tomaron rumbos distintos.  Cada uno por un lado porque habían robado a un taxista que los recogió el Covadonga, adonde fueron a comprar droga ese día. 

La autopsia reveló que Nerea Añel sufrió una muerte violenta tras una caída -precipitación- desde cierta altura al lecho del río Barbadás. La víctima sufrió una fractura del cráneo que a su vez le provocó lesiones en la columna cervical y dorsal.  “Es el resultado del impacto de un elemento traumático contuso y duro, como podría ser el suelo, en la zona de la coronilla (…), coincidente con el cauce del río que fluye encajonado entre paredes graníticas de unos dos o tres metros de altura”.

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