Los vinos de las denominaciones de origen ourensanas consiguieron 24 medallas en el Concurso Internacional del Vino de Bruselas, más del doble que Estados Unidos o que Alemania
Hace poco más de una década y media la presencia de vinos gallegos en los grandes concursos internacionales constituía una mera anécdota. El coste que representaba la participación era considerado un gasto inútil a la vista de los resultados que por lo general se obtenían. En un plazo muy corto la situación comenzó a cambiar y en la última década la internacionalización de los vinos gallegos se ha hecho visible también en las competiciones más relevantes del mundo. Hoy, los vinos ourensanos viajan sin complejos a los grandes concursos internacionales: Burdeos, Londres, París... en el más recientemente celebrado, en Bruselas, las cuatro denominaciones de origen que extienden sus viñedos por la provincia consiguieron nada menos que 24 medallas, una cifra que en sí, con ser muy relevante, no da la medida del valor de nuestros vinos si no la comparamos con el restuldado de otros territorios.
Por, ejemplo, Estados Unidos obtuvo 11 medallas. Si tenemos en cuenta que solo el condado de Sonoma, en California, cuenta con 400 bodegas, más que toda Galicia, y que junto con el resto de las regiones vinícolas de California triplican ese número, la superioridad de los vinos ourensanos se hace más visible: Ribeiro regresó con 16 medallas. Más que Estados Unidos y tantas como Alemania y Hungría juntas, pese a sus afamados vinos del Rin y Tokaji, respectivamente, de gran reputación internacional.
La presencia gallega en el concurso de Bruselas se saldó con 43 medallas, 7 de ellas de oro. El reparto quedó de la siguiente manera: Rías Baixas, 2 de oro y 17 de plata; Ribeiro, 2 de oro y 14 de plata; Ribeira Sacra, 2 de oro y 2 de plata; Monterrei, 3 de plata y Valdeorras, 1 de plata. Si atendemos a un criterio de proporcionalidad, Ribeiro, con 100 bodegas, fue la más premiada: 16 medallas. El gusto por los vinos gallegos se va imponiendo en las grandes competiciones. Los profesionales aprecian su naturaleza afrutada, una elaboración sin artificios, en los que predominan los valores que aportan las variedades autóctonas que son trabajadas de manera artesanal y completamente manual en los viñedos. Vinos jóvenes sin crianza con otros, en mucha menor medida, de vinos criados sobre sus lías, crianza en barrica de roble, etcétera...
Un total de 8.000 vinos participaron en esta edición del certamen de Bruselas, correspondientes a 58 países y fueron analizados y catados por 300 profesionales de todo el mundo, de manera que no existiese un gusto o tendencia predominante a la hora de evaluar los vinos a concurso.
Además de competir por los premios, las bodegas gallegas buscan mucho más que la simple colocación de la medalla de oro o de plata en las etiquetas de sus vinos. El verdadero premio de participar y triunfar en estos concursos es la proyección internacional que desde la organización se pretende dar a aquellos vinos que entran en el medallero y las oportunidades que brindan para entrar en contacto con importadores que ayudan a la internacionalización de las bodegas.
La cosecha de 2013 proporcionó a las bodegas gallegas alrededor de 40 millones de litros de vino con denominación de origen, blanco en su mayoría. El sector vitivinícola gallego ocupa a 17.500 viticultores que trabajan las 10.000 hectáreas de viñedo amparadas por las cinco D.O., a lo que hay que añadir el empleo que proporcionan las 440 bodegas. En su mayoría son pequeñas explotaciones de carácter familiar pero ya comienza a ser un sector estratégico desde el punto de vista del empleo, de manera especial en el rural.
Calidad frente a cantidad
La apuesta por los vinos de calidad se hace patente a la vista de los últimos datos relativos a la producción vinícola. Mientras en el conjunto español la producción ha crecido un 41% en 2013 frente a la cosecha de 2012, en Galicia se ha registrado un leve descenso, el único anotado en España, de medio punto porcentual. De los 5.000 millones de litros de vino producidos en España, solo 70 millones son gallegos, un 1,4% del total. Esa representación cuantitativa tan poco relevante se multiplica a la hora de contabilizar el porcentaje de premios gallegos sobre el total de los vinos españoles en Bruselas: 43 frente a 499, el 8,6 por ciento.
