Germán Bolaño: “Echaré de menos el compromiso y el compañerismo de la Comisaría de Xinzo"
Germán Bolaño nació en Caracas, pero con 5 años regresó a Xinzo. En 1984 consiguió su plaza de cabo jefe -acabó como inspector jefe- en la comisaría de la villa, en donde trabajó desde entonces y hasta hace unos pocos días, cuando se jubiló. Se va con “satisfacción” y “agradecimiento” a sus compañeros, a los ocho alcaldes y alcaldesa con los que trabajó, a sus compañeros de la Guardia Civil y a toda la ciudadanía de Xinzo.
Empieza una nueva etapa, ¿cómo se siente?
De momento estoy en contacto con los oficiales que me están sustituyendo para colaborar con ellos en todo lo que pueda. La cabeza todavía está aquí. Tengo que agradecer al equipo de gobierno actual que me ofreciese quedarme hasta el final de su mandato, pero esto se sopesa también con la familia, que me dijo que disfrutase un poco de la vida.
¿Qué es lo que más va a echar de menos de la comisaría?
El nivel de compromiso y de compañerismo. También el contacto con la ciudadanía y el resto de compañeros del Ayuntamiento.
A lo largo de estos 37 años, ¿qué ha sido lo más difícil de su trabajo?
El día a día, luchar contra problemas presupuestarios. Tuve que pedir y pedir para conseguir, a veces, muy poco. Me voy con la plantilla al completo y a base de luchar. Quedan cosas por mejorar. Por ejemplo, no tenemos grúa, y hay muchos servicios que nos quitan mucho tiempo y que se podrían externalizar para ser más ágiles.
¿Y en la calle?
También el día a día. Cuando sales de servicio no sabes lo que va a ocurrir. Hemos tenido trabajos que, a priori, resultaban muy complicados, y que resolvimos satisfactoriamente. ¿Como anécdota negativa? Yo estaba de servicio el día que unos atracadores mataron al Sargento Rodríguez, es de los recuerdos más angustiosos que tengo.
¿De qué se siente orgulloso?
Me quedo con el mantenimiento de una plantilla que, a duras y a maduras, siempre estuvimos ahí, unidos.
¿Por qué es importante la labor que se realiza desde un puesto como el de Xinzo?
La Policía Local tiene muchísimos cometidos: desde que una farola no funciona, hasta una detención o un atestado.
Ese abanico es, incluso, más amplio, si hablamos de una villa pequeña.
Claro. Aquí la gente está acostumbrada a venir a la ventanilla, una centralita en una ciudad es otra cuestión.
¿Cómo se mantiene el equilibrio en una localidad en donde todo el mundo se conoce y hay que poner multas igualmente?
Hay pros y contras. Tratamos de hablar con la gente y solucionar, ¿si no se consigue? No hay otro remedio que ponerlas.
¿Un policía se retira definitivamente?
(Se ríe) Yo de momento tengo la cabeza en el trabajo, espero que poco a poco pueda desconectar.
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