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FORNADA INTERXERACIONAL
Poner en valor las tareas de antaño elaborando uno de los productos más destacados del municipio es el objetivo de la “Fornada Interxeracional” que tuvo lugar durante la tarde de ayer en A Mezquita. Grandes y mayores, dos generaciones separadas por medio siglo, compartieron espacio en el horno tradicional para conseguir elaborar, de manera completamente artesanal, un manjar “de infarto”.
Esta iniciativa se ha convertido casi en una tradición. Llevada a cabo por la entidad Os Tres Reinos, su objetivo es transmitir la sabiduría de los mayores a los más pequeños, evitando así que actividades que fueron tan relevantes en la sociedad se conviertan en tan sólo un recuerdo. A las 13,00 horas, un grupo de mayores, capitaneado por Ubalda Vidueira, la profesional de A Mezquita en esta materia, se encargaba de elaborar la masa y encender el horno. Y es que, el proceso de elaboración del pan artesanal comienza mucho antes de meter las piezas a cocer.
Agua, harina, masa madre y una pizca de sal son los ingredientes de este producto sin igual. Aunque la cosa parece muy sencilla, elaborar una masa de calidad no es para cualquiera. Ubalda confiesa que aprendió desde bien pequeña, junto a su madre. “Aquí cociase case tódalas semanas. Unha vez que se prendía o forno, non paraba. Tocáballe a unha familia detrás de outra”, señala.
Ahora las cosas han cambiado, y mucho. El horno popular, situado en la Plaza da Igrexa, ya no tiene ese trajín. Según explican, casi se puede contar con los dedos de las manos las veces que se enciende. Normalmente coincide con la celebración de alguna fiesta como la Feria de Artesanía, el Magosto Popular o la Festa dos Reis.
Los mayores llevaron a cabo el trabajo previo, pero fueron los pequeños del lugar los responsables de elaborar pequeños bollitos a los que introdujeron chocolate dentro. Luego tocó esperar a que el calor del horno hiciera el resto. Mientras tanto, llegó el turno del juego. Dos generaciones compartieron este momento, donde hubo tiempo para hablar de cómo han cambiado las cosas durante las décadas que los separan.
El momento más esperado fue, sin duda, la degustación. Aunque “é recomendable esperar a que enfríe un pouquiño”, los allí presentes no pudieron resistirse. Además de los pequeños bollos, también se elaboraron empanadas y deliciosas pizzas.
A Mezquita cierra así el ciclo completo de la transformación del centeno, ya que durante años ha apostado por un proyecto para poner en valor este producto. Desde la siembra hasta la malla o la elaboración de la harina, el proceso se realiza por varios voluntarios de manera completamente tradicional.
Este municipio cuenta, según los estudios realizados en los últimos tiempos, con el centeno más antiguo de la Península Ibérica. Es por ello que desde diferentes entidades se lucha para conseguir que la actividad ligada a la elaboración de este producto perdure en la memoria de sus habitantes.
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