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Las tiendas del rural ourensano ante el coronavirus: “Aquí entramos ordenadiños e deixamos tres metros"

Sandra atiende en su tienda de Arnuíde, Vilar de Barrio.
photo_camera Sandra atiende en su tienda de Arnuíde, Vilar de Barrio.
La tranquilidad de las compras en el campo no tiene nada que ver con la tensión que se vive en la capital por coronavirus

Comarca de A Limia. 11,00 horas. Los habitantes del rural intentan no sentirse encerrados en un entorno en el que siempre han sido libres. Arreglar el jardín, o salir a comprar. Esto último es cada vez más complicado en los pueblos de la comarca, Sarreaus, por ejemplo, ya no dispone de supermercado. "Hai que ir a Trasmiras, ou a Xinzo", indica amablemente una pareja desde su coche. 

En Vilar de Barrio, el siguiente concello, son más "suertudos". Si quieren hacer su compra en tiempos de insoportables aglomeraciones disponen de dos tiendas, las que regentan David -Tandy- y Mercedes -Súper Merche-. 

David Barga trabaja detrás del mostrador de embutidos y carne. Se ha puesto guantes, tiene cerca un jabón desinfectante para cumplir con los protocolos de seguridad y mantiene que la situación en Barrio, a diferencia de las ciudades, está tranquila. "Creo que por aquí no hay tanto pánico. Es verdad que estos días hemos vendido algo más de carne, pero supongo que también influye algo el día festivo que se acerca", explica. Justo en ese momento interrumpe en la tienda un trabajador de las obras del AVE, que no se han suspendido -los trabajos se desarrollan muy cerca de esta localidad-. "Tenía ganas de algún dulce y por eso paré", confiesa. El operario no debe esperar las grandes colas a las que se enfrentaría en una gran cadena comercial, algo que agradece. 

En Súper Merche, en el centro de Vilar de Barrio, hay algo más de movimiento. La responsable del establecimiento atiende con mascarilla y guantes y no deja entrar a más de 10 personas en su local, norma que, por la tranquilidad del entorno, no parece difícil de conseguir. Admite que algunos proveedores empiezan a fallarle a causa de la crisis del Coronavirus. "Desde la semana pasada nos fallaron dos y en algún producto hemos pedido diez cajas y sólo nos han mandado cinco. Creo que es una cosa de los almacenes y claro, hay que garantizar el abastecimiento", explica. La situación en esta tienda es más tranquila ahora que a finales de la semana pasada. "El jueves, viernes y sábado se triplicó la clientela", recuerda. "Me he quedado sin alguna cosa. Esta chica, por ejemplo, -dice en referencia a una clienta a la que atiende en ese preciso instante- quiere hacer una tarta y ya no le puedo dar todos los ingredientes", añade. 

En Arnuíde, ubicado a unos cinco kilómetros de distancia, Sandra, responsable de la tienda Covirán de esta localidad, se ha ofrecido a llevarle algunos alimentos a sus vecinos más mayores para que no tengan que salir de sus casas. "No quieren", reconoce. "Es complicado concienciar a alguna gente mayor del problema que existe y ellos son vulnerables", añade.

Varias personas hacen la compra en ese momento."Aquí entramos todos ordenadiños e con tres metros de separación", asegura un cliente al abandonar la tienda. De momento tienen suerte, quedan existencias. Sin embargo, la responsable del local asegura que no le ha llegado la mercancía de hoy. "Nos dijeron que mañana estará aquí y que el motivo del retraso es que hubo muchos pedidos", dice algo intranquila. "Se nos ha agotado ya el alcohol y algunas marcas de arroz. Hubo gente que vino desde Xinzo hasta aquí a por papel higiénico", añade con tono de sorpresa. 

Desde las tiendas de alimentación del rural no piensan, todavía, en los efectos económicos que pueda tener la crisis del coronavirus. "Yo no lo pensé. Hombre, espero que no nos afecte, porque nosotros ya tenemos bastante con la despoblación", cuenta Sandra.

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