Domingos, el guía de Aceredo

Domingos González se hizo con una casa a los pies del embalse de Lindoso buscando “tranquilidad y soledad”; sin embargo, con el resurgir del viejo Aceredo, el entorno se ha llenado de visitantes y él se ha convertido en improvisado guía.

Las noticias llegadas desde Portugal con respecto a la intención de limitar la avalancha de visitantes al pueblo fantasma de Aceredo, surgido de las aguas ante el bajo nivel del embalse de Lindoso, en Lobios, “consiguió todo lo contrario; cada vez hay más curiosos”, comenta Domingos González, que construyó su casa debajo de la carretera autonómica OU-540, a espaldas del pueblo nuevo y que ahora se ha convertido en improvisado guía de los mil y un visitantes que reúne cada fin de semana la zona.

“Mi objetivo era buscar tranquilidad y soledad junto al pantano de Lindoso, porque aquí ya no vivía nadie ni tenían a qué venir”. Pero desde que emergieron las casas que el embalse tragó, la gente no para de pasar por delante de su solitaria casa, para bajar a visitar y fotografiar lo que antes era el núcleo. “Ahora cada día llegan los curiosos en manada y sobre todo los fines de semana, para ver el pueblo fantasma”, señala Domingos González sorprendido, al tiempo que apunta: “A veces los acompaño y les explico un poco todo”.

Reconoce, sin embargo, que ahora se siente un poco cansado de tanta muchedumbre, asegura que hay fines de semana que, literalmente, invaden su privacidad. Y es que la gran cantidad de coches y personas bajan hasta donde se encuentra su vivienda para aparcar y bajar a la antigua aldea, ya que es paso obligado al viejo Aceredo. Y al ser el único vecino, lo llaman y sale. 

A sus 70 años, se ha convertido en el guía de la zona inundada que tan bien conoce. Este vecino de la pequeña localidad comenta que lleva más de 10 años enseñando el pueblo sumergido y surgido de las aguas a los turistas. “La gente al verme aquí me pregunta y me llama, y como estoy solo, les explico y atiendo a los visitantes”, señala. Aunque reconoce que “hay días en que me canso. Mientras siga este bum, parece la romería de Fátima”, afirma.

Domingos se ha ganado su fama en la comarca a golpe de paseos por las calles del viejo Aceredo, explicando de forma altruista los detalles de este rincón. Alguno de los visitantes comenta de este guía a la fuerza que “camina rápido y casi cuesta seguirlo”. “Claro, está en la entrada del pueblo y cuando llegamos nos presentamos y le preguntamos si quería acompañarnos”, comenta Francisco Ordóñez, que se ha acercado desde A Coruña con su familia, aprovechando el fin de semana. Este guía improvisado tiene ya el tiempo tasado: “Estoy con los turistas alrededor de una hora. Lo que más les gusta a los turistas es pasear por las antiguas calles y en especial ver las casas sin deteriorar y la fuente echar agua”, explica. Rosario Pérez, una vecina, afirma que es muy querido en el municipio: “Hay días en que las calles están vacías y los visitantes no se encuentran a nadie, sobre todo en otoño e invierno, solo a Domingos”. “Lo vemos cómo enseña el pueblo fantasma y sus interesantes construcciones, los que vienen tienen suerte si Domingos está”, dice Josefa Brito, otra vecina de Aceredo nuevo.

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