CONDENADOS A LA EMIGRACIÓN

Los gallegos, no sé si es por hábito o por la realidad de la vida, siguen emigrando. Ya nuestros abuelos atravesaron el charco, nuestros padres salieron a Europa donde parecía que ganaban mucho dinero, pero más bien, las pasaron muy duras para poder enviar un duro a nuestra Galicia. Ahora parece que esa realidad ha vuelto, yo diría que esa enfermedad nunca se ha curado, y seguirá existiendo. Es difícil salir porque sabemos que quizás nunca más volveremos al lugar que nos vio nacer. La culpa la tenemos nosotros y debemos de empezar a mirarnos en el espejo y ver la realidad; estamos condenados a salir de nuestro terruño.
BOAS FESTAS.

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