ENTRADAS PARA EL ABISMO

Una cadena de despropósitos será la consecuencia final de la tragedia del Madrid Arena. Da miedo pensar en el paradero de nuestros hijos después de lo ocurrido. Una vez aprobado el pliego de pantomimas burocráticas que son necesarias para la autorización de estos peligrosos acontecimientos, todo queda en orden. Tramadas y urdidas desde el convencimiento de que no se cumplirán, se juega con la vida de las personas. Se aprovechan del estado semiinconsciente de nuestros hijos, así como de nuestra permisibilidad, para campar a sus anchas, y con un cinismo superlativo se les venden entradas con destino directo al abismo.
Convergen en este tipo de fiestas muchos factores de riesgo: juventud, alcohol, drogas, material pirotécnico... El más mínimo descontrol de todo este cóctel, lo convierte en molotov, para desgracia de todos, lamentablemente. La desfachatez de las personas que mucho tienen que ver en estas desgracias, quedará enmascarada por otro tipo de protocolos que, elaborados con premeditación y alevosía, les ayudarán a salir indemnes de sus argucias, mientras cuentan los pingües macrobeneficios.

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