JOSÉ ÁLVAREZ, SACERDOTE EN TODO

Era fino y elegante en todo. Una Nochebuena le hice yo una broma tras el rosario tradicional que se retransmitía desde el Obispado. Era un día de lluvia y le metí, en un descuido suyo, polvos de talco en el paraguas. Al llegar a la calle y abrirlo se puso como el eccehomo de Borja, y al día siguiente, con una sonrisa, a poco me pega… Sabía salir elegantemente de las contrariedades. Su gran virtud.
Con el fallecimiento del canónigo José Álvarez Arias (A Rúa, 9-11-1922) desaparece en Ourense uno de los puntos de referencia del Opus Dei. Gracias a él y a aquellas reuniones de los años sesenta en las Siervas de María, entonces en el Jardín del Posío, con Federico Suárez, la Obra se fue introduciendo en la diócesis pese a las reticencias entonces del obispo Temiño.
Hombre de fácil y docta palabra, era un gran conversador, mejor charlista y entrañable predicador. Ello le llevó a ser Magistral de la Catedral en enero de 1982, después de haber pasado por profesor del Seminario Mayor (1952-1958) y padre espiritual del mismo más tarde (1969-1975), tras el cese como ecónomo de Santo Domingo, cargo que ostentó desde 1958 al 28 de febrero de 1962 en que fue nombrado párroco Emilio Lorenzo.
El titulo de párroco de esta parroquia ourensana correspondía concederlo a Roma, ya que su anterior poseedor, Emilio Fuentes Araújo, había sido nombrado para la Rota. Don José fue promovido por el mismo obispo, siete años después de cesar en Santo Domingo, a canónigo y más tarde a Magistral. En tiempos y circunstancias nada fáciles (1976) se hizo cargo de la delegación en la COPE, cargo que desarrolló con su elegancia y eficiencia, y sobre todo con coherencia y constancia hasta el final. Como desempeñó con estilo propio la misión de consiliario de las Señoras de Acción Católica (1962-1969), que marcó toda una época y de donde salieron ejemplares y señeras figuras católicas, como Aurita Guevara, Laura Varela, Fabeiro o Carmen Luna entre otras muchas. Conocía y dominaba a la perfección la Constitución Apostólica “Provida Mater Ecclesia” (2-2-1947) de Pío XII sobre el apostolado seglar.
Personalmente siempre me impresionó una virtud de este ejemplar sacerdote diocesano, y fue la gran elegancia con la que asumió cambios importantes en su ministerio con fidelidad inquebrantable. Vivió toda una vida dedicada a su ministerio siendo un sacerdote intachable desde su ordenación el 29 de julio de 1952 en Santiago de Compostela, en la sede vacante de Blanco Nájera, tras obtener la licenciatura en teología por Salamanca.
Descanse en paz quien sufrió y llevó con paciencia las contrariedades e incomprensiones que le deparó su actividad, así como la gran ejemplaridad en su larga enfermedad que le mantuvo postrado los últimos años bajo la atenta mirada de su buena hermana Elisa.

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