MISAS O CONCIERTOS

Uno de los grandes aciertos de la renovación litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II ha sido, sin duda, incorporar el canto sagrado a la celebración, de manera que la asamblea cristiana participe en la liturgia a través del canto.
Sin embargo, es obvio que con frecuencia esos cantos apenas tenían relación con el momento celebrativo y muchas veces ' se cantaban en la Misa' pero no 'se cantaba la Misa'. También cabe señalar que la aparición de grandes coros, que se contrataban para las ocasiones más solemnes, hizo que el pueblo ya no participase en sus cantos, dado que el coro asumía en exclusiva la función del canto, anulando totalmente al pueblo que permanecía mudo y se limitaba a ser oyente de aquel gran coro que interpretaba con gran pericia los cantos. Hemos de reconocer que aquello más parecía un concierto que una misa popular, entendiendo por popular la participación activa de la asamblea. ¿Quién no recuerda las 'Misas' de Palestrina, Perossi y otros grandes compositores? El Vaticano II dio un giro radical a esta situación al impulsar el canto de la asamblea.

Así las cosas, creemos nuestro deber denunciar abiertamente la práctica actual de algunas corales que con su afán de protagonismo anulan totalmente la participación de la asamblea. Canta solamente el coro que se luce en sus intervenciones, pero el pueblo está mudo.

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