LA NECESARIA CINTURA POLÍTICA

La conservación de la democracia se apoya en el principio de la participación libre, plural e instruida. Los burócratas estructuran el funcionamiento de la democracia a partir de una participación sometida a reglas fijas.
Un partido excesivamente burocrático ofrece una visión limitada de la riqueza de la diversidad social. La burocracia es la expresión del pensamiento dogmático por excelencia; se desarrolla para apoyar aquellos axiomas que tienden a hacernos aceptar que lo que sucede es irresistible y que es temerario oponerse a ellos. Esta posición se mantiene contra el respeto a la pluralidad de valores que han de orientar la convivencia política. La cintura política, tantas veces reclamada, para la buena gobernanza, puede ayudar al buen gobierno, pero no debe ser el recurso fácil que resuelva las incongruencias de los burócratas.

La democracia requiere estilos y formas de comportamiento que todos han de observar; de manera muy exigente, aquellos que deben representar al pueblo. Quizá el tratamiento inadecuado, que la autoridad hace de los problemas, justifica, sólo en apariencia, respuestas agrias por parte de la oposición, pero el político con recursos ha de tener cuidado para mantener la necesaria convivencia respetuosa con la diversidad. La capacidad de crear lazos sociales y estilos democráticos de consideración y aprecio, es un factor irremplazable en la lucha por una sociedad democrática.

La exclusión política en la participación democrática, es una práctica demasiado socorrida. Se utilizan argumentos muy diversos. A pesar de la presentación aparentemente seductora de programas de acción política, basados en el tema de moda de la gobernanza, la participación de los ciudadanos es limitada. El diálogo de sordos entre los que gobiernan y lo gobernados desemboca en ineficacia. De ahí la necesidad de revisar no sólo la concepción misma de los proyectos, sino las mismas formas que arropan el funcionamiento de las instituciones. La única alternativa sería cambiar nuestra visión de las maneras de 'entenderse' entre los miembros de la comunidad. Ser comprendidos, hacerse partícipes realmente en el proyecto de la gobernanza democrática, así como reconocer la necesidad de 'reencajar' los estilos democráticos de respeto a lo diverso, es el camino para salir del congelador de la burocracia, en el que nos ha metido una falaz concepción de la vida democrática.

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