LA NECESARIA CONVIVENCIA

La diversidad cultural es una de las características de nuestra sociedad. Todos nos enriquecemos con la aportación de todos. Cuando no lo hemos entendido así nos encontramos con situaciones que más tarde hemos de resolver. Las olas de inmigración no han tenido el tiempo suficiente para asumir los valores del país que por necesidad o por otras razones han escogido. Nosotros, receptores, tampoco nos hemos dedicado a integrar sus valores de los de 'afuera'. Pero además del tiempo son necesarias otras actitudes para recrear nuestra forma de convivir.
Nuestra época de mutación rápida, de cambio cultural, fermentos filosóficos y condiciones sociológicas diferentes de cuanto habíamos conocido hasta ahora, requiere una revisión de formas tradicionales que vayan más allá de los planes de adaptación, y que supongan más bien una nueva creación. No es suficiente mantener lo que había hasta ahora, adaptándolo; es necesario buscar nuevos caminos para la convivencia. Semejante construcción ha de hacerse a partir de una revisión de las estructuras y formas y de un resurgimiento democrático muy auténticos.

Aunque pueda irritar a quienes actualmente dominan las llaves secretas del poder, los partidos mayoritarios no han superado la prueba del poder. Se podría haber esperado que los partidos estuvieran animados por los intereses generales de todos los ciudadanos; eso sólo se da en los momentos electorales, y después la manta del olvido inunda la acción política.

Se podría haber esperado que los partidos hubieran historizado una nueva forma de ejercer el poder conforme a las exigencias de una democracia madura. Sin embargo, el ejercicio del poder, hoy ha seguido en gran parte criterios predemocráticos, que se expresan en términos de dominación, centralización, marginación, exclusión social y triunfalismo. Cada vez suenan más fuertes y claras las voces de que la democracia no ha sido lo suficientemente negativa, crítica con los poderes y las formas de ejercitarlo, que nos han llevado a catástrofes nacionales. Ha crecido de forma exagerada la dicotomía entre lo particular ?el aparato de partido - y los intereses universales de los ciudadanos.

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