Recientemente, y a raíz de una noticia periodística, como siempre se desató la polémica sobre la eutanasia. ¿A qué peligro nos enfrentamos? Porque el sentimentalismo reduce la cuestión a unos argumentos lacrimógenos propios de un mercadillo, ya que se busca y se encuentra un caso dramático y así se argumenta, incluso buscando un 'control de calidad' que se ejerce hasta en los niños, en cuyo caso, su derecho a la vida pasa a depender del deseo o del gusto de sus padres.
Pero resulta que entre los humanos siempre se valoró cuidar al enfermo, al anciano, o sea, al débil, porque es una aportación de futuro y a que el ser humano nace y muere y, entre tanto, vive, no es anormal morir, por eso no se deben poner todos los medios, sólo los adecuados, para que la muerte no ocurra, pero lo que no hay que hacer nunca es acelerar la muerte. Aunque el peligro de que te eliminen no es éticamente adecuado por mucho que los defensores de la eutanasia debatan sobre la muerte digna, un eufemismo más, ya que por dignidad se entiende lo que no puede tener precio alguno, o sea, la vida humana.
