TRADICIONES ORALES

Aquella imagen de los nietos sentados alrededor de sus abuelos parece estar en trance de desaparición. Cuando proliferan los estudios etnológicos, con un esfuerzo importante por la recogida de tradiciones, de música o narraciones populares -muchos de los cuentos tradicionales proceden de esta fuente-, se da la paradoja de que dentro de la familia puede estarse olvidando la memoria de su historia.
Con la falta de convivencia entre generaciones -y otros casos en que los hijos viven con uno solo de sus progenitore- se origina un quebranto de las tradiciones orales fami­liares: los más jóvenes pierden no sólo la noticia de sus antecesores o de parientes colaterales, sino también carecen del conocimiento de relatos o historias que los mayores han conservado de su experiencia vital, con sus convecinos o de sus antepasados. La comunicación entre edades diferentes enriquece a todos.

Las encuestas confirman que lo que más les gusta a los niños es estar con sus padres; ello con independencia de que la familia sea la comunidad primaria de enseñanza y aprendizaje: allí se aprenden las virtudes y valores básicos, allí cada persona encuentra su propia identidad. La convivencia familiar, la conversación con sus padres, supone para los niños un importante factor educativo al fomentar su capacidad de expresión verbal, ayudándoles a pensar y escu­char.

La educación de los niños exige una importante inversión de tiempo; mas a veces se resta dedicación a la familia, quizá con la preocupación por la economía, pero olvidando su papel como educadores. Esa dedicación paternal de ninguna manera puede suplirse, ni siquiera con la elección de un colegio de elite. Una parte importante del fracaso escolar tiene relación con la falta de apoyo de los padres o de los hermanos mayores. De seguro, aprenden mejor los niños que se saben seguidos en sus tareas escolares, o que escuchan de labios de sus padres la narración de un cuento.

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