SUCESO EN VILANOVA DOS INFANTES

En libertad los croatas sospechosos del homicidio de Vilanova dos Infantes

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photo_camera Arsen y Elvir Fehratovic comparecieron ante la jueza de Celanova a media mañana de ayer. A la puertas del juzgado, los vecinos los increpan.

Los investigados habían confesado a la Guardia Civil que apreciaban mucho al párroco, para el que trabajaron como jornaleros

Elvir Fehratovic, 37 años, y su sobrino Arsen (30) abandonaron el juzgado de Celanova cerca de las cuatro de la tarde con un auto de libertad en la mano, aunque con medidas cautelares. La jueza Olalla Para acordó que deberán "fichar" cada 15 días en el edificio de la plaza Cervantes, ya que de lo contrario podrían ser detenidos de nuevo.

Los dos croatas arrestados en la madrugada del viernes por su presunta implicación en el asesinato de Adolfo Enríquez (77 años), el párroco de Vilanova dos Infantes (Celanova), y el robo de la Virgen del Cristal "A pequeniña" eludieron la prisión porque los indicios y pruebas presentados contra ellos no están claros ni son suficientes para acordar una medida privativa de libertad.

Su paso por dependencias judiciales fue más corta de la aguardada ya que, asesorados por su letrado particular, no quisieron declarar. Tampoco en dependencias de la Guardia Civil tras ser detenidos el pasado jueves. Aunque un día antes, pero esta vez en calidad de testigos, sí lo hicieron para explicar su relación con el sacerdote de Vilanova dos Infantes (sostienen que lo apreciaban mucho) y sus visitas frecuentes a esa localidad celanovesa.

En estos momentos, faltan pruebas por practicar y las que sustentan el atestado de la Guardia Civil no son suficientemente contundentes para enviarlos a la cárcel, tal como estimó el fiscal Miguel Ángel Ruiz, a la hora de no reclamar la prisión durante la comparecencia. El letrado de la acusación particular, por contra, sí pidió la prisión, como trámite formar, ya que desconoce las actuaciones practicadas por los investigadores en tanto que las diligencias aún están secretas.

El letrado particular de los investigados argumentó la puesta en libertad en el arraigo de los imputados así como la colaboración prestada por los dos detenidos en todo momento con los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil. Según sostiene, el más joven, Arsen Fehratovic, acudió a Ourense a requerimiento de la Guardia Civil ya que se encontraba residiendo en Barcelona. Eso sí, el Instituto Armado tuvo que costear el billete de avión desde la Ciudad Condal hasta Vigo, tal como comentan fuentes del entorno del implicado. Precisamente, fueron detenidos en la tarde del jueves cuando Elvir Fehratovic llevaba a su sobrino al aeropuerto de Peinador para que cogiera un avión de regreso a Barcelona a las 16.30 horas.

Entre el miércoles por la tarde y el jueves por la mañana, estuvieron siendo interrogados por la Guardia Civil en calidad de testigos y hasta se brindaron, dicen fuentes de su entorno, a hacer una especie de reconstrucción del último día en que estuvieron en la localidad donde vivía la víctima antes de que ocurriera el crimen.

Asimismo, ambos no pusieron objeción a las muestras de saliva que le pidió el Instituto Armado con el fin de a determinar el ADN. Los detenidos reconocen que conocían a la víctima porque en alguna ocasión le pidieron dinero, pero que también trabajaron "a jornal", ayudándole en labores de siembra y desbroce de la huerta.

No obstante, según pudo saber este diario, tanto a la jueza instructora como al fiscal las declaraciones de los sospechosos no acaban de convencerles de ahí que hayan quedado como investigados en la causa a la espera de que se amplíen las diligencias, que ya acumulan cinco tomos.

Tanto tío como sobrino son los principales sospechosos de la muerte de Adolfo Enríquez. El testimonio de un vecino sitúa en Vilanova dos Infantes un Golf negro, como el coche de Elvir, el día 10 de marzo del pasado año (el cadáver del párroco fue descubierto un día después) así como a uno de los detenidos. Asimismo, en la rectoral no había cerraduras forzadas lo que parece indicar que el sacerdote conocía a los asaltantes. Asimismo, según consta, ambos sospechoso frecuentaban a otros párrocos del rural con el pretexto de pedir ayudas.

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