Empezó a pintar de pequeño, y se enamoró de los colores. José María Barreiro (Forcarei, Pontevedra, 1940) encuentra su felicidad en su estudio de Santa María de Cela (Bueu), desde el que contempla el océano –"el mar de Ons", como lo llama él– y se inspira para sus creaciones.
La muestra "A cor e a luz" que estos días se puede visitar en el Marcos Valcárcel da cuenta de la importancia de los colores en la obra de Barreiro, y presenta ante el visitante una colección de vivos bodegones, paisajes y retratos de diversos lugares. La selección proviene directamente de su fondo privado, "de lo que yo me he guardado estos años". La exposición se podrá visitar hasta el próximo 23 de febrero.
¿A qué edad arrancó su gusto por la pintura?
A los ocho años ya dibujaba, pero no fue hasta los 15 cuando descubrí los óleos. A partir de los 18 años empecé a dedicarme a la pintura, y posteriormente a la decoración.
¿Fue difícil arrancar?
El camino del artista para vivir del arte era muy complicado. Me acuerdo que Laxeiro empezó a salir adelante casi a los 60 años, pintaba antes, pero no vivía de lo que pintaba. Yo vivía del arte, pero claro, hacía decoraciones y murales, hacía de todo, aunque sin dejar la pintura. Estuve trabajando en las galerías Lafayette de París y en las galerías Harrods en Buenos Aires. En el viaje en barco a Argentina vendí varios de los cuadros que iba a mostrar en una exposición, pero era complicado vivir como pintor.
Tuvo mucha relación con artistas gallegos de su época, ¿quiénes fueron sus profesores?
Mis compañeros de viaje fueron dos, Urbano Lugrís, que vivió en mi casa durante unos cuatro años, y Laxeiro. Son dos personas que aprecié mucho, y que todavía aprecio aunque ya se fuesen, tuve mucho contacto con ellos.
¿Tuvo que buscar fuera las oportunidades?
Creo que un artista tiene que dar a conocer lo que está haciendo, y si se queda en un espacio pequeño no logra proyectarse. Yo hice exposiciones en Argentina, Francia, Brasil, Venezuela, Uruguay, Holanda... Algunas individuales y otras colectivas. Hace falta que el pintor explore sitios y conozca lugares distintos.
¿Alguna vez se sintió más valorado fuera de Galicia que dentro?
Es cierto que he tenido éxito fuera de aquí, como en Miami, a donde fui muchos años a mostrar mi obra, y estoy muy contento de que se vendiese tan bien allí. Pero estoy contento con la difusión de mis pinturas y de la gente que las ha acogido. Es cierto que los tiempos cambian, el mercado estaba más alegre hace unos años.
De todos los lugares en los que ha expuesto, ¿guarda alguna muestra con especial cariño?
La de Buenos Aires me gustó mucho, en la Galería Perla Marino, y después la que hice en el Museo de Pontevedra, ambas fueron preciosas.
La exhibición actual del Marcos Valcárcel muestra parte de su colección privada.
"A cor e a luz" es también una exposición muy especial para mí, una de las que más me ha gustado hacer. El espacio me parece una maravilla, y la obra que escogí está muy seleccionada, claro, de los cuadros que he decidido quedarme durante estos años. En la muestra se aprecia la importancia del color, la luz, la naturaleza, la música, la armonía y los encuentros. Estas piezas son las que están siempre a mi alrededor.
¿Qué le inspira para crear?
Yo me meto en el estudio y espero a tener algo para hacer. Muchas de las cosas que pinto son cosas que me rodean: hago bodegones, hago paisajes, hace poco estuve en Vigo haciendo unos bocetos de la ciudad para luego hacerlo en el estudio, los hice también de Pontevedra, Ourense, Coruña y Santiago, solo me queda ir a Lugo. Toco varios instrumentos, como la guitarra, el piano o el acordeón, y también están metidos en la obra. En el Valcárcel se puede ver que son temas íntimos, en los que estoy diariamente, como puede ser el mar de Ons, como le llamo yo a la ría de Pontevedra, que veo desde mi estudio. Veo el sol, las estrellas, la luna... es un privilegio.
¿Y qué provoca en el que lo ve?
Me gustaría que al espectador mi obra le provocase alegría, bienestar, placidez. Este es el mensaje de mi obra que se puede ver en Ourense, de la selección que yo me guardo para mí. El espacio es una auténtica maravilla.
¿Por qué “A cor e a luz"?
Porque es lo que me rodea en mi día a día, y además, cuando ves la exposición te das cuenta de que es completamente color, de que es parte de mi ser.
¿Qué caracteriza tus colores?
El color en la pintura es muy complicado, tiene que haber una armonía entre unos y otros, porque si no puede ser cualquier cosa, como la música, que también necesita composición y armonía. Trabajo el azul, el amarillo, el rojo, pero tienen que tener esa armonía para que te llegue al alma, para que puedas sentir algo.
¿Sigue aprendiendo a pintar?
Eso siempre. Cuando somos viejos, pero viejos de verdad, seguimos aprendiendo, diariamente sacas cosas nuevas. Cuando soy más feliz es cuando estoy en el estudio trabajando, haciendo cualquier cosa, no hace falta que esté pintando, puedo dibujar, tocar el piano... Siempre aprendes, o al menos lo intentas, pero siempre hay algo nuevo para mejorar.
