El Aguas de Sousas salvó en la prórroga un partido que llegó a dominar por 23 puntos en el tercer cuarto y que lo deja a un paso de la final

Bendita locura

Jorge Regal, Toni Vicens y Kyle Hill se abrazan nada más consumarse la victoria. (Foto: JOSÉ PAZ)
Los play off son otra historia. No importa las veces que se diga, se intente explicar, se ponga de manifiesto, se sufran o se disfruten. Cada episodio es apasionante, impredecible, novedoso.
El Pazo volvió a convivir al mismo tiempo con la agonía y la ilusión que sólo se palpa en este tipo de citas. Gozó durante 30 minutos con un equipo que hace soñar al más crítico con el ascenso, perdió pelo en un último cuarto cuando el COB se empeñó en pedir la hora en vez de jugar al baloncesto y explotó al final con una prórroga que quiso caer del lado local sin haber hecho más méritos que el visitante.

Así de apasionante es un deporte que castiga un pestañeo y que transforma en hooligan al vecino más modélico. En dos horas de bendita locura, el baloncesto insistió en cargarse las teorías y los tópicos. En reivindicar la presencia de los play off. El Araberri no fue rival para el COB en los primeros 27 minutos pero hizo méritos para pelear por la victoria gracias a un base con talento anotador de categoría superior, orgullo plausible y garra como denominador común.

En un partido en el que el COB encontró en Hill y Movilla dos referencias fiables, en sus dos bases un equilibrio notable y en Pantín o Webster dos buenos puntales interiores. Un equipo con jugadores expertos como Alberto Miguel o Juaanma Ruiz y decisivos como Koffi. Un equipo así y en un partido que se decide en momentos donde la tranquilidad, la experiencia, el liderazgo o las muñecas marcan la diferencia, la victoria se la dio un triple de su jugador más impredecible y un tapón del jugador más bajito. ¡Increíble!

En un partido en el que el Araberri hace lo más difícil y remonta 23 puntos. Cuando llega al momento de la verdad con viento de cola, con su jugador clave enrachado y los rivales con miedo en los ojos. Cuando completa la remontada casi sin tiempo para la reacción, se equivoca en la última defensa y no sabe resolver su último ataque. ¡Durísimo!

Algo así sólo ocurre en el baloncesto. Qué algo así esté a la orden del día sólo ocurre en los play off.

Una eliminatoria que tiene al COB a las puertas de la final. A cuatro victorias del ascenso. Un poco más cerca que el viernes pero con más dudas que antes del partido. No porque jugase mal o fuese inferior a su rival, si no porque demostró no saber jugar con el marcador a favor y tampoco tuvo criterio y orden para evitar un final de partido al que nunca debió llegar. A los puntos el COB fue claramente superior, pero como en el estreno ante el Lan Mobel pudo ahorrarse problemas y no supo hacerlo. Entonces salió cruz y ahora cara pero es un problema quizá innato que puede traer consecuencias en el futuro.

Si se queda con lo bueno, los de Rafa Sanz fueron capaces de destrozar a un buen rival sin casi contar en ataque con Koffi o Alberto Miguel y volvieron a demostrar que cuando aprietan atrás son inalcanzables. Con todo, lo mejor es con diferencia el 2-0.

Al COB le queda el susto en el cuerpo pero el Araberri acusará el golpe incluso con el partido del miércoles en juego. Unos demostraron ser mejores y los otros tener argumentos para ganar si su rival no se exprime al máximo.

Vitoria acoge ahora a una serie que los ourensanos deben intentar cerrar por la vía rápida porque su rival ya demostró que si se le deja con vida es capaz de matar. Un aviso inmejorable para un COB que salió con los bolsillos llenos de la ruleta de los play off.

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