El maestro José Gago, un shaolin con acento ourensano

El Maestro José Gago, con un grupo de jóvenes alumnos en las instalaciones de Dinamic Escuela de Artes Chinas.
photo_camera El Maestro José Gago, con un grupo de jóvenes alumnos en las instalaciones de Dinamic Escuela de Artes Chinas.
El ourensano José Gago, primer discípulo occidental del Gran Maestro Fu Sheng Yuan, va a cumplir 50 años de dedicación a las artes marciales chinas

Descubrió el kungfu viendo las películas de Bruce Lee y las aventuras de El Pequeño Saltamontes y medio siglo después es imposible hablar de artes marciales chinas en Ourense y no hacer referencia al Maestro José Gago. Su carta de presentación lo atestigua. Primer Maestro Nacional especialista de la Escuela de Wushu-Taichi y Defensa Personal por la Federación Española de Judo; cinturón negro 6º Dan de wushu por la Federación española de Judo; 6º Duan de wushu por la Federación China; profesor de la Universidad de Educación Física de Handan (Hebei, China); profesor de la Escuela de Formación de Monitores de la Federación Gallega de Judo; director del Departamento de Wushu y Tai Chi de la Federación Gallega de Judo; presidente de la Asociación Española Yongnian de Yang Tai Chi Tradicional; representante del Gran Maestro Fu Sheng Yuan en España; director de Dinamic Escuela de Artes Chinas. El día 30, en Ferrol, recibirá la distinción al Mérito Deportivo de Galicia.

Gago, en 1994 ante el templo de Shaolin.
Gago, en 1994 ante el templo de Shaolin.

¿Las artes marciales chinas buscaron a José Gago o fue al revés?

Ellas vinieron a mí y yo las busqué. Tenía 17 años y trabajaba como técnico de Olivetti y desde Estados Unidos llegó a la empresa un técnico que era 3º Dan de kung fu en Venezuela. Y claro, le dije que me enseñara. En Ourense ni en Galicia había gimnasios en los que hacer kárate o kung fu y pensé que podía ser un modo de vida diferente. Empecé a formarme (era 1976) y seis años después era cinturón negro y monitor.

¿Cuál fue la acogida de los ourensanos cuando usted abrió un gimnasio y se puso a impartir artes chinas?

Muy buena, porque llevaba dos años dando clase por los colegios y veía que a los niños les gustaba. Era el año 1982 y me animé a abrir un gimnasio en la calle Doctor Fleming y desde 1984 ya con el actual Dinamic en Emilia Pardo Bazán.

¿Qué le sedujo de la cultura y las artes marciales chinas?

De la cultura china lo que más me atrae es su medicina, el cuidado del cuerpo. Las artes marciales tienen un componente nocivo, que es la lucha, pero otro destinado al cuidado y la mejora de la salud. Ahí está la acupuntura, por ejemplo. Contacté con maestros de tai chi, con taoístas, me seducía aquello del yin y el yang. Las artes chinas fortalecen el sistema inmunológico y permiten llegar a edades avanzadas en un estado óptimo porque tienen la capacidad de armonizar cuerpo y mente. Además, te prepara para la lucha, realiza una continua evaluación, promueve la cultura del esfuerzo y por ello te ayuda a estar mejor preparado cuando la vida te somete a circunstancias difíciles. No hay depresión y además, favorece la disciplina personal.

¿Qué piensan los chinos cuando un ourensano llega a sus escuelas para dar clase de disciplinas nacidas allí?

Les sorprendió tanto mi interés como mi conocimiento. Fui por vez primera en 1994 para aprender y dos años después traje a Ourense a profesores chinos para poder prepararnos para los Campeonatos de España, de Europa y los Mundiales. Ese contacto con China fue vital, porque empezamos a ganar y logramos que el 50 por ciento de la selección española estuviera formada por competidores gallegos. Desde 1996 hemos tenido campeones de España en todas las modalidades de wushu, tai chi, sanda, combate, formas... Ya en 2002 logramos que se firmara un convenio entre el Consejo Superior de Deportes y la Federación China de Wushu y pudimos contar con una presencia más constante de profesores chinos. A todos les llamaba la atención mi nivel técnico, el interés, el cariño y la ilusión que mostraba por aprender su deporte nacional y por eso pasamos de tener que llamarles a ofrecerse ellos para venir a Ourense.

¿Qué significa para usted ser el primer discípulo occidental del Gran Maestro Fu Sheng Yuan y en la actualidad su máximo representante en España?

Recibir el afecto, la confianza, la afinidad, el aprecio y el cariño suyo, que encabezaba la quinta generación de la Familia Yuan, cuyas tres primeras generaciones fueron la guardia del emperador, es lo máximo para mí. Me han enseñado conocimientos marciales que no le enseñan a cualquiera y eso es lo máximo que puede alcanzar un occidental. En el año 2000 lo traje a Ourense y me quedé impresionado al ver su arte tan tadicional y lo importante que era para la lucha y para la vida. 

¿Qué le queda por hacer?

Después de tantos intentos ya dudo que algún día lo vea, pero seguiré luchando porque haya una federación propia de wushu. Este deporte no ha crecido en España porque está dividido, ya que el departamento de kung fu pertenece a la Federación Española de Kárate y el wushu está en la de Judo, y no hay manera de unirlos. Lo que estamos haciendo en Ourense sin federación es increíble, nos lo dicen cuando salimos al extranjero y es que hay federaciones de países europeos que son incapaces de dinamizar este deporte tanto como lo llevamos haciendo en Ourense y Galicia desde hace más de 20 años. Es una pena, porque es una simple cuestión burocrática.

¿Qué proyectos tiene ahora?

A mediados de marzo está previsto el curso internacional que impartirá Fu Ching Chuan y los profesores chinos que vinieron en diciembre quieren volver y ya estamos trabajando para organizar una serie de actividades todavía más atractivas con ellos. Si no puede ser este año será el próximo. Y ya más a medio plazo, quiero preparar algo grande para despedirme. Tengo 66 años y aunque tengo claro que moriré con las botas puestas, va siendo hora de empezar a pasar el esfuerzo principal de todo este proyecto a mis hijos (Ezequiel y Agar, también maestros y grandes campeones).

¿Cómo cree que le recordará la gente cuando deje su actividad, cuál será su legado?

Conseguir que a Ourense viniera lo mejor del mundo en el tai chi y el wushu es una satisfacción personal enorme. Después, se aprovechará mejor o peor, pero conseguirlo sin una federación propia y con muy pocas ayudas institucionales tiene mucho mérito. Está ahí el Campeonato Internacional de Wushu Cidade de Ourense, del que se desarrollaron 18 ediciones y que esperamos retomarlo en 2025 con la selección china; el Taichi na rúa, que este año vivirá su edición número 40; y también el Clinic Internacional, en el que el año 2006 tuvimos hasta al presidente de la Federación China.  

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